INTRODUCCIÓN
Una
persona, como la misma que escribe ahora mismo en esta página de Word, puede
considerarse una total apasionada de las películas de miedo. Pero, ¿qué es lo
que pasa cuando la atracción por esta tipología de género cinematográfico se
convierte en obsesión e incluso hace confundir realidad y ficción?
Puede
que el hecho de que múltiples películas de terror estén basadas en atroces
hechos reales, actos criminales que pueden hasta alcanzar el límite de
quitarnos el sueño, podría influir en muchos pensamientos desviados, guiándolos
hasta el punto de la imitación.
Lejos
de ser una simple forma de entretenimiento, el cine tiene la capacidad de
inducir cambios psíquicos e incluso físicos en los espectadores. El género de
terror es el especialista en ello, generando ansiedad, taquicardia,
sudoraciones e incluso insomnio. Sin embargo, no todas las películas de miedo
afectan de la misma forma, por ello es importante diferenciar ciertas ramas del
terror (Díaz, s.f.).
TIPOS
DE PELÍCULAS DE TERROR
Podríamos
seguir diversas clasificaciones dentro del propio género de terror, pero en
este caso discernimos tres tipologías claras:
Primero,
las basadas en hechos reales, las cuales
nos dejan una sensación sobrecogedora de pánico al entender que todo lo que
estamos viendo en la pantalla, sobreactuado o no, ha tenido lugar en algún
sitio o espacio de nuestro planeta. Que de veras podemos creer en la existencia
de ese o esos individuos que han llevado a cabo actos delictivos sin
remordimiento alguno, hecho que a alguien con un pensamiento desviado puede
darle a entender que, si cierto tipo de personas han sido capaces de hacerlo,
¿por qué él no?
Podríamos
poner como ejemplo unas cuantas películas: la matanza de Texas, basada en el asesino Ed Gain, Wolf Creek, Terror en Amityville, The Girl
Next Door, e incluso hasta la Purga, que ya sería un ejemplo categórico
distinto, al tratarse de asesinatos en masa, de movimientos sociales aceptados,
que pueden influir en comunidades enteras en cuanto a lo que a la imitación nos
referimos.
Segundo,
las películas fantásticas de seres
sobrenaturales que aterrorizan al resto de la población, las que pueden
sobrecogernos y hacernos temblar del miedo, pero en el fondo sabemos que su
existencia es imposible según la lógica humana; por lo que la afectación de
esta tipología de terror, es más bien baja.
Por
último, y no menos importante, encontramos las películas ficticias pero que podrían alcanzar la realidad. No
hablamos de fantasmas, de zombies, de muertos vivientes que salen de sus tumbas
para perseguir a las personas que les perjudicaron en vida o incluso que
facilitaron su propia muerte. No. Nos referimos en concreto a la típica madre
posesiva que mata a todas las mujeres que rodean a su hijo, al marido
celotípico que acaba con su mujer por trastornos obsesivos e ideas fantásticas
e irreales, niñeras asesinas, padres que al mudarse acaban obsesionándose y
asesinando a toda su familia, la mujer que, deseando otra vida diferente, acaba
con su familia envenenándolos… En estos casos, la influencia sobre la mente
enferma no es mínima, ya que se genera un ejemplo de imitación importante, ya
que son historias no muy diferentes frente a la realidad, son casos que en
algún que otro momento se han dado, y que en algún que otro momento, podrían
repetirse. La influencia en los sujetos de carácter desviado es realmente alta.
LA MENTE HUMANA Y SU SPOT CRIMINAL
La
mente humana es enrevesada e infinita, con mil paradigmas que igual nunca
terminaremos de investigar y, a la vez, estamos rodeados por múltiples factores
que producen diversas reacciones de nuestro cerebro. Como ejemplo, las
películas son la vía ideal para encontrar un momento de relajación, pero,
aparte de eso, también son capaces de afectarnos tanto física como
intelectualmente sin poder detectarlo nosotros.
Las
películas son capaces de transmitir ideas, desencadenar y reprimir muchos tipos
de sentimientos y, por decirlo de alguna forma, abren puertas que ni sabíamos
que existían previamente.
El
género cómico en la cinematografía nos ayuda a dejar de lado muchos de los
problemas cotidianos que las personas tienen a diario y a producirnos una
sensación de bienestar que nos ayuda durante un rato, hasta incluso fortalecen
nuestro sistema inmunológico reduciendo así las hormonas del estrés. Sin
embargo, las películas de terror concuerdan con el perfil de persona a la cual
le atrae cierto tipo de aventuras extremas, la adrenalina, los saltos en
paracaídas, ya que sortear los riesgos de la vida o incluso hasta la muerte les
da una alta sensación de estar vivos; por lo que el género de terror les ofrece
la posibilidad de realizar actividades o experimentar sucesos que normalmente
no ocurrirían en la vida cotidiana de una persona corriente.
Este
género cinematográfico afecta también a nuestra fisiología, aumentando el ritmo
cardiaco de nuestro cuerpo y, a su vez, influye en personas con sensibilidad
coronaria, apuntando dolores de pecho y elevando la presión arterial. Al igual
que afecta a las hormonas que nos hacen funcionar de una determinada manera,
como son los niveles de adrenalina y cortisol.
Como
efecto traumático de estas películas en el espectador directo, hay diversos
efectos secundarios, como puede ser el desencadenamiento de eventos
desagradables que se han experimentado. Otros efectos adicionales son miedos,
ansiedad, insomnio, fobias y traumas mentales. Como efecto positivo, ayuda a la
persona que padece de ansiedad y miedos a desensibilizarse.
1. El insomnio se produce contabilizándose
como un efecto psicológico inmediato tras la visualización de estos vídeos de
terror. Suele persistir por una serie de días e incluso meses. El insomnio en
cerebros enfermos o con síntomas enfermizos o trastornados, puede ejercer un
efecto diferente. Ya que las películas de terror revuelven los recuerdos menos
agradables de una persona, haciéndolos salir a relucir y atrayendo ideas
divergentes en todo tipo de personas. Por lo que, definitivamente, el insomnio
puede ser un factor facilitador para la imitación de actos delictivos
visualizados en películas de miedo.
2. El miedo es un efecto directo, en el cual
el individuo puede experimentar pánico a la oscuridad, sentimiento de
desesperación, gritos, temblores, náuseas, inseguridad de perder el control y
miedo a la muerte.
3. La ansiedad es un síntoma común en niños y
en adultos, pero hay que saber cómo medirlas, ya que es posible que persistan
en la edad adulta de los más pequeños.
4. La
exposición hacia múltiples películas de este tipo, o ciertas situaciones que se
desarrollan en ellas, pueden generar en la persona ciertas fobias hacia animales como mamíferos, reptiles, sangre, espacios
muy pequeños, insectos, y pueden perturbar la mente por influencia de ruidos
fuertes o caras desagradables. Una persona con múltiples fobias, es más
tendente a ser menos receptivas socialmente, mucho más maniáticas, y con la
capacidad de desarrollar ideas anómalas con relación a la destrucción de seres
similares a sí mismo. En resumen, que puede acrecentar la violencia en todo
tipo de espectadores; sin más lejos, con el caso de los niños de Liverpool[1].
5. Finalmente,
el último efecto contrario es el trauma
mental. Algunas de las imágenes reproducidas en el film resultan tan
perturbadoras que dan como efecto posibles trastornos de estrés postraumático,
en especial en personas sometidas a los sufrimientos de los sucesos de la vida
real.
El
exceso de este tipo de práctica, puede desarrollar en la persona este
trastorno, facilitando a la persona una aguda distorsión de la realidad,
haciendo que el individuo no sea capaz de dibujar ni una delgada línea entre la
realidad y la ficción. Si la persona en cuestión, no es emocionalmente estable,
podría acabar sufriendo una depresión.
Por
otro lado, también se sufre psicológicamente con el terror. Dependiendo de la
persona y de la película se generará un nivel de ansiedad más o menos elevado,
habiendo personas que no sean capaces de soportarlo. Lo más frecuente es que se
tengan pesadillas, pero también se pueden dar casos de insomnio acompañados de
un gran nerviosismo. Puede que incluso días después de haber visto el film, el
cerebro siga en estado de alerta y que por ello se tenga tendencia a reaccionar
de forma exagerada ante situaciones corrientes. Por último, cabe destacar que
si la película da la sensación de ser muy real se pueden desencadenar recuerdos
de momentos pasados traumáticos (Díaz, s.f.).
Pero
la cuestión no es únicamente el meter miedo con estas películas, ya que no sólo
tienen efectos adversos. Entre los positivos encontramos la desensibilización.
Ver una película de terror también tiende a desensibilizarnos contra la
violencia, al encontrarla como algo normal, que es un arma de doble filo. Crean
un impacto en el comportamiento del sujeto y le ayuda a no sobresaltarse con
tanta facilidad al encontrarse con un evento de cierta dificultad en la vida
real. Las películas de terror son una efectiva herramienta para el tratamiento
de miedos y fobias, cuando se usan en su justa medida.
Muchas
situaciones en las que nuestro cerebro se encuentra en una aguda tensión le
obligan a reorganizarse y a recordar momentos estresantes o malas experiencias
previas, según revela un estudio realizado por científicos de la Universidad de
Nueva York y publicado en la revista Science. Como ejemplo científico, nos
sirve a la perfección el llevado a cabo por Erno Hermans y sus colegas.
Trabajaron
con 80 voluntarios que vieron escenas de terror de la gran pantalla, como las
de la película Poltergeist. Imágenes de resonancia magnética
mostraron que varias regiones corticales y subcorticales se activaban y
aumentaban su conectividad por la acción del neurotransmisor
noradrenalina, que reorganizaba sus recursos neuronales. Así comprobaron
que cuando el cerebro se altera por este tipo de experiencias, nuestros sentidos
se agudizan y el temor crea un estado de alerta que fortalece
los recuerdos de las experiencias estresantes, aunque perjudica nuestra
capacidad de análisis. En este proceso se ponen en acción partes del cerebro
involucradas en la reorientación de la atención, el aumento de la alerta
perceptiva y el control automático neuroendocrino. Por el contrario, resulta
casi imposible "deliberar con calma", concluyen los autores (Díaz, s.f.).
CASOS
INFLUENCIADOS POR PELÍCULAS DE TERROR
Introduzco
aquí, hablando en primera persona, mi saga de terror favorita para ejemplificar
todos estos teoremas. En 1995, Wes Craven introduce en las pantallas de todo el
mundo la primera película de una de las sagas de miedo más destacables y conocidas
de todo este género cinematográfico: SCREAM,
la cual describe un asesino enmascarado (máscara que fue inspirada por el
famoso cuadro de Edvard Much, el grito) el cual va persiguiendo a sus víctimas
y aterrorizándolas con llamadas telefónicas ante la pregunta: “¿Cuál es tu
película de miedo favorita?”. Las víctimas responden con nerviosismo y, acto
seguido, se produce una persecución cazador-cazado que acaban siempre igual,
con la víctima degollada o destripada.
Esta saga de terror
tuvo su gran hincapié e influencia a finales de la década de los noventa. En
1999, Daniel Gill, de 14 años, y Robert Fuller, de 15 años, asestaron dieciocho
puñaladas a un amigo en Harrogate (Yorkshire, Inglaterra). El abogado de sendos
menores, afirmó que el intento de asesinato, ya que el adolescente sobrevivió
al violento acto, se debió a que ambos creyeron recibir mensajes sobrenaturales
del propio GhostFace (asesino principal de las películas de Scream).
Como segundo gran
ejemplo, tenemos al camionero belga, Thierry Jaradin, de 24 años, el cual llegó
al extremo de vestir la túnica negra y la máscara blanca del fantasma para
terminar con la vida de la víctima de 15 años que eligió, Alisson Cambier, una
chica que le había rechazado rompiéndole el corazón; hecho que Thierry le
devolvería con creces.
Ambos eran
fanáticos del cine, y Alisson, que vivía a pocas manzanas del trastornado
imitador, bajó a su casa a intercambiar unas películas. El chico le declaró sus
sentimientos, y al verse rechazado se excusó por unos minutos, dirigiéndose
hacia la habitación de su casa donde guardaba sus películas y su disfraz de
ghostface. Cogió un cuchillo jamonero, y la destripó, como se acostumbra a ver
en Scream 1, 2, 3 y 4. Finalmente, dejó su cuerpo sin vida sobra la cama,
poniendo sobre su mano izquierda una rosa. El asesino confesó haber basado su
crimen en torno, por aquel entonces, la trilogía cinematográfica.
En
este caso, esta película es bidireccional, ya que se dan la mano los casos
reales con los ficticios. La saga se reproduce en la vida real un par de años
después, dando a entender muy claramente que la ficción cinematográfica es fiel
seguidora de influir en mentes débiles y/o trastornadas y reflejarse en casos
de homicidios reales. Pero hay otra sorpresa.
Para
muchos fanáticos de esta saga legendaria del cine, hay cierta información poco
conocida por los espectadores, y esta es que la saga SCREAM, está realmente basada en hechos reales.
De
la misma manera que ocurre en la saga, un asesino anónimo comienza a escoger a
sus víctimas una por una, siguiendo un patrón principal; todas eran
estudiantes. El día 24 de agosto de 1990, Sonja Larson y Christina Powell,
estudiantes de 17 y 18 años, fueron asesinadas por un hombre enmascarado que
irrumpió en su apartamento. Un día más tarde, aparece otro cuerpo, identificado
como el de Christa Hoyt, de 18 años. Todos los asesinatos fueron brutales,
incluyendo la violación y descuartizamiento de las chicas.
Tras
estos sucesos, la policía llegó a la conclusión de que tenían un asesino en
serie entre manos y comenzaron a llamarle "El destripador de
Gainesville". Los asesinatos tuvieron lugar al comienzo del primer
semestre de las universidades y, cuando los alumnos se dieron cuenta de que el
asesino parecía escoger únicamente estudiantes, el pánico invadió el campus. 72
horas después, aparecieron dos víctimas más, Tracy Paules y Manny
Taboada, también estudiantes (Vanguardia,
2006).
El
responsable de los sucesos resultó ser Danny Harold Rolling, quien
fue arrestado dos semanas después tras robar en un supermercado. Rolling tenía
el típico perfil de asesino en serie, ya que fue maltratado por su padre e
intentó suicidarse en su adolescencia. Según contó después, había llegado a
Gainesville en autobús y se había instalado en una tienda de campaña cerca de
las víctimas para preparar los asesinatos
(Vanguardia, 2006).
PREVENCIÓN DE CONDUCTAS CRIMINALES INFLUENCIADAS POR EL CINE Y
CONCLUSIONES
Como
crítica constructiva y como medio de una humilde pero aguda opinión, la
visualización de películas de terror debería llevar un filtro. Para los
verdaderos cinéfilos, deben estar avisados, la mente es increíblemente
influenciable y voluble, por lo que la estabilidad a la hora de convertirse en
espectador asiduo del género de terror es algo que se debe medir hasta la
última gota.
Una
persona inestable no debe tener bajo ningún concepto por norma general el
consejo de verlas con muchísima frecuencia, ya que las depresiones ante estos
filmes son eventuales, junto a los factores que se han mencionado a lo largo
del artículo (ansiedad, fobias, miedo, insomnios, inestabilidad mental y
traumas…).
No
se puede controlar la calidad mental de cada espectador que acude con ganas de
pasar miedo durante un rato junto a sus amigos/amigas/novio/novia y un bol de
palomitas recién hechas, peros sí que se puede aconsejar y medir a la
perfección esos controles de edad que antes se seguían a la perfección. Cada
película lleva junto a ella un filtro de edad en el cual, con los casos de las
películas gore o de miedo, los taquilleros tienen que tener especial cuidado.
Marta López Ger
Estudiante de Criminología en la
UCJC
Estudiante de Periodismo en la URJC
Blogger de páginas web de
Criminología y Moda
Redactora en la Página Web “Criminología de estar por casa”
Contacta mediante e-mail:
martuchiger@gmail.com
BIBLIOGRAFÍA
[1] El caso de los niños de
Liverpool consistió en la tortura, mutilación y asesinato de un menor de edad
por otros dos niños mayores que él. Le ataron, torturaron y destrozaron
previamente al hecho de ponerle en las vías del tren esperando a que éste le
aplastara al pasar. A parte de los trastornos mentales claros de ambos, éstos
habían visto dos noches antes la película de Chuky, el muñeco diabólico.
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