jueves, 19 de enero de 2017

Luces, cámara y acción: las películas de terror y su fina línea con la criminalidad



INTRODUCCIÓN

Una persona, como la misma que escribe ahora mismo en esta página de Word, puede considerarse una total apasionada de las películas de miedo. Pero, ¿qué es lo que pasa cuando la atracción por esta tipología de género cinematográfico se convierte en obsesión e incluso hace confundir realidad y ficción?

Puede que el hecho de que múltiples películas de terror estén basadas en atroces hechos reales, actos criminales que pueden hasta alcanzar el límite de quitarnos el sueño, podría influir en muchos pensamientos desviados, guiándolos hasta el punto de la imitación. 

Lejos de ser una simple forma de entretenimiento, el cine tiene la capacidad de inducir cambios psíquicos e incluso físicos en los espectadores. El género de terror es el especialista en ello, generando ansiedad, taquicardia, sudoraciones e incluso insomnio. Sin embargo, no todas las películas de miedo afectan de la misma forma, por ello es importante diferenciar ciertas ramas del terror (Díaz, s.f.).

TIPOS DE PELÍCULAS DE TERROR

Podríamos seguir diversas clasificaciones dentro del propio género de terror, pero en este caso discernimos tres tipologías claras:  

Primero, las basadas en hechos reales, las cuales nos dejan una sensación sobrecogedora de pánico al entender que todo lo que estamos viendo en la pantalla, sobreactuado o no, ha tenido lugar en algún sitio o espacio de nuestro planeta. Que de veras podemos creer en la existencia de ese o esos individuos que han llevado a cabo actos delictivos sin remordimiento alguno, hecho que a alguien con un pensamiento desviado puede darle a entender que, si cierto tipo de personas han sido capaces de hacerlo, ¿por qué él no?

Podríamos poner como ejemplo unas cuantas películas: la matanza de Texas, basada en el asesino Ed Gain, Wolf Creek, Terror en Amityville, The Girl Next Door, e incluso hasta la Purga, que ya sería un ejemplo categórico distinto, al tratarse de asesinatos en masa, de movimientos sociales aceptados, que pueden influir en comunidades enteras en cuanto a lo que a la imitación nos referimos. 

Segundo, las películas fantásticas de seres sobrenaturales que aterrorizan al resto de la población, las que pueden sobrecogernos y hacernos temblar del miedo, pero en el fondo sabemos que su existencia es imposible según la lógica humana; por lo que la afectación de esta tipología de terror, es más bien baja. 

Por último, y no menos importante, encontramos las películas ficticias pero que podrían alcanzar la realidad. No hablamos de fantasmas, de zombies, de muertos vivientes que salen de sus tumbas para perseguir a las personas que les perjudicaron en vida o incluso que facilitaron su propia muerte. No. Nos referimos en concreto a la típica madre posesiva que mata a todas las mujeres que rodean a su hijo, al marido celotípico que acaba con su mujer por trastornos obsesivos e ideas fantásticas e irreales, niñeras asesinas, padres que al mudarse acaban obsesionándose y asesinando a toda su familia, la mujer que, deseando otra vida diferente, acaba con su familia envenenándolos… En estos casos, la influencia sobre la mente enferma no es mínima, ya que se genera un ejemplo de imitación importante, ya que son historias no muy diferentes frente a la realidad, son casos que en algún que otro momento se han dado, y que en algún que otro momento, podrían repetirse. La influencia en los sujetos de carácter desviado es realmente alta. 

LA MENTE HUMANA Y SU SPOT CRIMINAL

La mente humana es enrevesada e infinita, con mil paradigmas que igual nunca terminaremos de investigar y, a la vez, estamos rodeados por múltiples factores que producen diversas reacciones de nuestro cerebro. Como ejemplo, las películas son la vía ideal para encontrar un momento de relajación, pero, aparte de eso, también son capaces de afectarnos tanto física como intelectualmente sin poder detectarlo nosotros. 

Las películas son capaces de transmitir ideas, desencadenar y reprimir muchos tipos de sentimientos y, por decirlo de alguna forma, abren puertas que ni sabíamos que existían previamente. 

El género cómico en la cinematografía nos ayuda a dejar de lado muchos de los problemas cotidianos que las personas tienen a diario y a producirnos una sensación de bienestar que nos ayuda durante un rato, hasta incluso fortalecen nuestro sistema inmunológico reduciendo así las hormonas del estrés. Sin embargo, las películas de terror concuerdan con el perfil de persona a la cual le atrae cierto tipo de aventuras extremas, la adrenalina, los saltos en paracaídas, ya que sortear los riesgos de la vida o incluso hasta la muerte les da una alta sensación de estar vivos; por lo que el género de terror les ofrece la posibilidad de realizar actividades o experimentar sucesos que normalmente no ocurrirían en la vida cotidiana de una persona corriente. 

Este género cinematográfico afecta también a nuestra fisiología, aumentando el ritmo cardiaco de nuestro cuerpo y, a su vez, influye en personas con sensibilidad coronaria, apuntando dolores de pecho y elevando la presión arterial. Al igual que afecta a las hormonas que nos hacen funcionar de una determinada manera, como son los niveles de adrenalina y cortisol. 

Como efecto traumático de estas películas en el espectador directo, hay diversos efectos secundarios, como puede ser el desencadenamiento de eventos desagradables que se han experimentado. Otros efectos adicionales son miedos, ansiedad, insomnio, fobias y traumas mentales. Como efecto positivo, ayuda a la persona que padece de ansiedad y miedos a desensibilizarse. 

1.    El insomnio se produce contabilizándose como un efecto psicológico inmediato tras la visualización de estos vídeos de terror. Suele persistir por una serie de días e incluso meses. El insomnio en cerebros enfermos o con síntomas enfermizos o trastornados, puede ejercer un efecto diferente. Ya que las películas de terror revuelven los recuerdos menos agradables de una persona, haciéndolos salir a relucir y atrayendo ideas divergentes en todo tipo de personas. Por lo que, definitivamente, el insomnio puede ser un factor facilitador para la imitación de actos delictivos visualizados en películas de miedo.
2.    El miedo es un efecto directo, en el cual el individuo puede experimentar pánico a la oscuridad, sentimiento de desesperación, gritos, temblores, náuseas, inseguridad de perder el control y miedo a la muerte.
3.    La ansiedad es un síntoma común en niños y en adultos, pero hay que saber cómo medirlas, ya que es posible que persistan en la edad adulta de los más pequeños. 

4.    La exposición hacia múltiples películas de este tipo, o ciertas situaciones que se desarrollan en ellas, pueden generar en la persona ciertas fobias hacia animales como mamíferos, reptiles, sangre, espacios muy pequeños, insectos, y pueden perturbar la mente por influencia de ruidos fuertes o caras desagradables. Una persona con múltiples fobias, es más tendente a ser menos receptivas socialmente, mucho más maniáticas, y con la capacidad de desarrollar ideas anómalas con relación a la destrucción de seres similares a sí mismo. En resumen, que puede acrecentar la violencia en todo tipo de espectadores; sin más lejos, con el caso de los niños de Liverpool[1].
5.    Finalmente, el último efecto contrario es el trauma mental. Algunas de las imágenes reproducidas en el film resultan tan perturbadoras que dan como efecto posibles trastornos de estrés postraumático, en especial en personas sometidas a los sufrimientos de los sucesos de la vida real. 

El exceso de este tipo de práctica, puede desarrollar en la persona este trastorno, facilitando a la persona una aguda distorsión de la realidad, haciendo que el individuo no sea capaz de dibujar ni una delgada línea entre la realidad y la ficción. Si la persona en cuestión, no es emocionalmente estable, podría acabar sufriendo una depresión. 

Por otro lado, también se sufre psicológicamente con el terror. Dependiendo de la persona y de la película se generará un nivel de ansiedad más o menos elevado, habiendo personas que no sean capaces de soportarlo. Lo más frecuente es que se tengan pesadillas, pero también se pueden dar casos de insomnio acompañados de un gran nerviosismo. Puede que incluso días después de haber visto el film, el cerebro siga en estado de alerta y que por ello se tenga tendencia a reaccionar de forma exagerada ante situaciones corrientes. Por último, cabe destacar que si la película da la sensación de ser muy real se pueden desencadenar recuerdos de momentos pasados traumáticos (Díaz, s.f.).

Pero la cuestión no es únicamente el meter miedo con estas películas, ya que no sólo tienen efectos adversos. Entre los positivos encontramos la desensibilización. Ver una película de terror también tiende a desensibilizarnos contra la violencia, al encontrarla como algo normal, que es un arma de doble filo. Crean un impacto en el comportamiento del sujeto y le ayuda a no sobresaltarse con tanta facilidad al encontrarse con un evento de cierta dificultad en la vida real. Las películas de terror son una efectiva herramienta para el tratamiento de miedos y fobias, cuando se usan en su justa medida. 

Muchas situaciones en las que nuestro cerebro se encuentra en una aguda tensión le obligan a reorganizarse y a recordar momentos estresantes o malas experiencias previas, según revela un estudio realizado por científicos de la Universidad de Nueva York y publicado en la revista Science. Como ejemplo científico, nos sirve a la perfección el llevado a cabo por Erno Hermans y sus colegas. 

Trabajaron con 80 voluntarios que vieron escenas de terror de la gran pantalla, como las de la película Poltergeist. Imágenes de resonancia magnética mostraron que varias regiones corticales y subcorticales se activaban y aumentaban su conectividad por la acción del neurotransmisor noradrenalina, que reorganizaba sus recursos neuronales. Así comprobaron que cuando el cerebro se altera por este tipo de experiencias, nuestros sentidos se agudizan y el temor crea un estado de alerta que fortalece los recuerdos de las experiencias estresantes, aunque perjudica nuestra capacidad de análisis. En este proceso se ponen en acción partes del cerebro involucradas en la reorientación de la atención, el aumento de la alerta perceptiva y el control automático neuroendocrino. Por el contrario, resulta casi imposible "deliberar con calma", concluyen los autores (Díaz, s.f.)

CASOS INFLUENCIADOS POR PELÍCULAS DE TERROR 
Introduzco aquí, hablando en primera persona, mi saga de terror favorita para ejemplificar todos estos teoremas. En 1995, Wes Craven introduce en las pantallas de todo el mundo la primera película de una de las sagas de miedo más destacables y conocidas de todo este género cinematográfico: SCREAM, la cual describe un asesino enmascarado (máscara que fue inspirada por el famoso cuadro de Edvard Much, el grito) el cual va persiguiendo a sus víctimas y aterrorizándolas con llamadas telefónicas ante la pregunta: “¿Cuál es tu película de miedo favorita?”. Las víctimas responden con nerviosismo y, acto seguido, se produce una persecución cazador-cazado que acaban siempre igual, con la víctima degollada o destripada. 


Esta saga de terror tuvo su gran hincapié e influencia a finales de la década de los noventa. En 1999, Daniel Gill, de 14 años, y Robert Fuller, de 15 años, asestaron dieciocho puñaladas a un amigo en Harrogate (Yorkshire, Inglaterra). El abogado de sendos menores, afirmó que el intento de asesinato, ya que el adolescente sobrevivió al violento acto, se debió a que ambos creyeron recibir mensajes sobrenaturales del propio GhostFace (asesino principal de las películas de Scream). 

Como segundo gran ejemplo, tenemos al camionero belga, Thierry Jaradin, de 24 años, el cual llegó al extremo de vestir la túnica negra y la máscara blanca del fantasma para terminar con la vida de la víctima de 15 años que eligió, Alisson Cambier, una chica que le había rechazado rompiéndole el corazón; hecho que Thierry le devolvería con creces. 

Ambos eran fanáticos del cine, y Alisson, que vivía a pocas manzanas del trastornado imitador, bajó a su casa a intercambiar unas películas. El chico le declaró sus sentimientos, y al verse rechazado se excusó por unos minutos, dirigiéndose hacia la habitación de su casa donde guardaba sus películas y su disfraz de ghostface. Cogió un cuchillo jamonero, y la destripó, como se acostumbra a ver en Scream 1, 2, 3 y 4. Finalmente, dejó su cuerpo sin vida sobra la cama, poniendo sobre su mano izquierda una rosa. El asesino confesó haber basado su crimen en torno, por aquel entonces, la trilogía cinematográfica. 

En este caso, esta película es bidireccional, ya que se dan la mano los casos reales con los ficticios. La saga se reproduce en la vida real un par de años después, dando a entender muy claramente que la ficción cinematográfica es fiel seguidora de influir en mentes débiles y/o trastornadas y reflejarse en casos de homicidios reales. Pero hay otra sorpresa. 

Para muchos fanáticos de esta saga legendaria del cine, hay cierta información poco conocida por los espectadores, y esta es que la saga SCREAM, está realmente basada en hechos reales. 

De la misma manera que ocurre en la saga, un asesino anónimo comienza a escoger a sus víctimas una por una, siguiendo un patrón principal; todas eran estudiantes. El día 24 de agosto de 1990, Sonja Larson y Christina Powell, estudiantes de 17 y 18 años, fueron asesinadas por un hombre enmascarado que irrumpió en su apartamento. Un día más tarde, aparece otro cuerpo, identificado como el de Christa Hoyt, de 18 años. Todos los asesinatos fueron brutales, incluyendo la violación y descuartizamiento de las chicas. 

Tras estos sucesos, la policía llegó a la conclusión de que tenían un asesino en serie entre manos y comenzaron a llamarle "El destripador de Gainesville". Los asesinatos tuvieron lugar al comienzo del primer semestre de las universidades y, cuando los alumnos se dieron cuenta de que el asesino parecía escoger únicamente estudiantes, el pánico invadió el campus. 72 horas después, aparecieron dos víctimas más, Tracy Paules y Manny Taboada, también estudiantes (Vanguardia, 2006).

El responsable de los sucesos resultó ser Danny Harold Rolling, quien fue arrestado dos semanas después tras robar en un supermercado. Rolling tenía el típico perfil de asesino en serie, ya que fue maltratado por su padre e intentó suicidarse en su adolescencia. Según contó después, había llegado a Gainesville en autobús y se había instalado en una tienda de campaña cerca de las víctimas para preparar los asesinatos (Vanguardia, 2006).

PREVENCIÓN DE CONDUCTAS CRIMINALES INFLUENCIADAS POR EL CINE Y CONCLUSIONES
Como crítica constructiva y como medio de una humilde pero aguda opinión, la visualización de películas de terror debería llevar un filtro. Para los verdaderos cinéfilos, deben estar avisados, la mente es increíblemente influenciable y voluble, por lo que la estabilidad a la hora de convertirse en espectador asiduo del género de terror es algo que se debe medir hasta la última gota. 

Una persona inestable no debe tener bajo ningún concepto por norma general el consejo de verlas con muchísima frecuencia, ya que las depresiones ante estos filmes son eventuales, junto a los factores que se han mencionado a lo largo del artículo (ansiedad, fobias, miedo, insomnios, inestabilidad mental y traumas…). 

No se puede controlar la calidad mental de cada espectador que acude con ganas de pasar miedo durante un rato junto a sus amigos/amigas/novio/novia y un bol de palomitas recién hechas, peros sí que se puede aconsejar y medir a la perfección esos controles de edad que antes se seguían a la perfección. Cada película lleva junto a ella un filtro de edad en el cual, con los casos de las películas gore o de miedo, los taquilleros tienen que tener especial cuidado.



Marta López Ger

Estudiante de Criminología en la UCJC

Estudiante de Periodismo en la URJC

Blogger de páginas web de Criminología y Moda
Redactora en la Página Web “Criminología de estar por casa
Contacta mediante e-mail: martuchiger@gmail.com
 



BIBLIOGRAFÍA



[1] El caso de los niños de Liverpool consistió en la tortura, mutilación y asesinato de un menor de edad por otros dos niños mayores que él. Le ataron, torturaron y destrozaron previamente al hecho de ponerle en las vías del tren esperando a que éste le aplastara al pasar. A parte de los trastornos mentales claros de ambos, éstos habían visto dos noches antes la película de Chuky, el muñeco diabólico.

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