miércoles, 1 de junio de 2016

CRÓNICA DEL IV CONGRESO INTERNACIONAL DE JUSTICIA RESTAURATIVA Y MEDIACIÓN PENAL



Una breve aproximación a su contenido psicosocial


Durante el IV Congreso Internacional de Justicia Restaurativa y mediación penal que tuvo lugar en Burgos los días 17 y 18 de marzo del presente 2016, se pusieron sobre la mesa muchas de las cuestiones de relevancia acerca del fenómeno restaurativo.

Las ponencias que tuvimos el gusto de presenciar a lo largo de ambas jornadas, otorgaban el necesario contexto divulgativo a una ciencia, la Justicia Restaurativa, que por su plasticidad escapa a cualquier ortodoxia dogmática.

Desde el necesario marco constitutivo del enfoque jurídico con la obligada mención y el especial desarrollo explicativo sobre el Estatuto de la Víctima pasando por la hermenéutica social, hasta la dialéctica propia de la intervención psicológica, los diversos aportes dieron entidad a un Congreso que pretendió fomentar la investigación en el ámbito académico (procurando espacios de diálogo y debate entre profesores y alumnos), proyectar soluciones viables a nivel jurídico, social y moral para las víctimas, así como, afrontar la conflictividad inherente a la condición humana a través de la exposición de herramientas psicopedagógicas que inducen al diálogo y la cooperación.

A modo de pretexto introductorio quiero recordar cuáles fueron las líneas básicas de actuación desveladas durante la presentación del Congreso a cargo de las autoridades:
- Especialización.
- Multidisciplinariedad.
- Respuesta a la necesidad social del entorno.
- Proceso de formación constante de los profesionales.

Es grato confirmar que fueron dos jornadas muy intensas gracias a la calidad profesional y humana derrochada en cada ponencia.

Sin embargo, mi atención discurre entreverada por los resortes del alma humana en términos descartianos. Obviamente, todo lo relativo al ser humano se ve impregnado por el componente psicológico y la Justicia Restaurativa no iba a ser una excepción. Es más, se trata de un modelo de justicia con profundas implicaciones psicológicas, éticas y morales, un modelo más humano y HUMANIZADOR.

Buena parte del discurso psicosociológico fue abordada con solvencia durante la sesión de tarde de la jornada inaugural por Dña. Laura Gómez García (Criminóloga del Instituto de Psicología Jurídica Científica), D. David Buil Gil (Investigador del Centro Crímina para el Estudio y Prevención de la Delincuencia) y D. Guillermo González Porta (Criminólogo y Subdirector de “Criminología y Justicia, España”), en su exposición conjunta “Presupuestos, alcance y límites de la Justicia Restaurativa como derecho de las víctimas y beneficios para el infractor”.

El tratamiento criminológico que los ponentes dispensaron a la Justicia Restaurativa resultó extenso y muy completo. Iniciando un recorrido desde exigencias victimológicas tan esenciales como; satisfacer la necesidad de atención de la víctima a través de técnicas de escucha activa; continuando por recalcar con tesón la necesidad de invertir más medios y más recursos públicos en favor de las víctimas; o incidiendo en la capital relevancia de trabajar los, a menudo olvidados, procesos de autodesvictimización.

Hubo también una parte del “iter victimae” destinada a promover el cambio de enfoque respecto a los tiempos y ritmos requeridos en cada caso particular,  también a  constatar los efectos psicológicos de la victimización / desvictimización , e incluso a realizar una notable aproximación conceptual al “miedo al delito”, subrayando las complicaciones que acarrea variabilizar cuantitativamente fenómenos subjetivos.

A modo de reflexión sobre las consecuencias psicológicas, sociales y económicas del miedo al delito, concretamente a tenor de las consecuencias económicas, no pude evitar ser interrogado durante la ponencia por mi viejo e inquisitivo amigo Cicerón. Quien, en estos casos, siempre me susurra al oído con sorna y complicidad: Cui bono?....cui prodest?

Posteriormente, pudimos aprender y ser partícipes de la perspectiva iberoamericana concretamente de la mexicana de la mano de dos autoridades en la materia; Dña. Lucero Ramírez García (Directora de la Asociación Astas AC México) y D. Eduardo G. Bolaños Hurtado (Mediador Penalista de la Procuraduría General de Justicia del Estado de Nuevo León). De la ponencia “Justicia Restaurativa desde la perspectiva de género en México” expuesta por Dña. Lucero Ramírez, resultaron muy destacables sus aportaciones psicoterapéuticas, desde el ámbito de la Tanatología, en lo relativo a los supuestos especialmente graves con resultado de muerte, o la interesante exploración que, desde la óptica de género, desarrolló en torno al “falso poder masculino”, y la asunción de riesgos extras que el desempeño de este rol “alpha” conllevan.


Por su parte, D. Eduardo G. Bolaños, en su dinámica intervención “Justicia Restaurativa: una mirada panorámica”, nos ofreció una interesante visión sobre el paisaje jurídicosocial de la mediación penal y los procesos restaurativos en el Estado mexicano de Nuevo León, desde el enfoque práctico de quién maneja conflictos a diario.

La mesa redonda “La Justicia Restaurativa en el contexto internacional: hacia una construcción de un modelo universal” fue ultimada con sobresaliente liquidez por el siempre resuelto y pedagógico D. Carlos Pérez Vaquero (Doctor en Derecho por la Universidad de Valladolid y Profesor de la Universidad Internacional de la Rioja), a través de su eficiente ponencia “Ejemplos Prácticos del arreglo pacífico de Controversias Internacionales” relativa a la resolución de disputas ecuménicas.

De esta ilustrativa mesa llamaron mi atención muchas cuestiones, pero quiero
destacar la mención expresa que hubo al Caso de Hellen Keller. De forma automática mi mente estableció un claro paralelismo con la novela de José Saramago “Ensayo sobre la ceguera”, ya que en ambos casos se nos advierte acerca de las contingencias y los problemas derivados de la incomunicación. Si como dijo Gandhi, "ojo por ojo, y el mundo acabará ciego", el punitivismo enrocado en sus propios postulados cual Yang solitario, nos conduce de forma irremediable a esa ceguera y a esa sordera adquiridas e impuestas. Motivo por el cual la aplicación efectiva de los postulados y métodos de la Justicia Restaurativa se plantea tan necesaria, puesto que supone, en suma, el necesario Ying que viene a completar al truncado Taijitu de la Justicia.

La falta de espacio me obliga a ser breve, pero no quiero olvidarme de rememorar al inconmensurable D. Héctor Alejandro Valle López, que inundó con su sabiduría, humor y el buen hacer de su psicología restaurativa, todo el recinto del Aula Magna de la Facultad de Derecho de la Universidad de Burgos.

Tampoco quiero olvidarme de recordar a nuestra magnífica profesora y mentora Dña. Virginia Domingo de la Fuente, quien, conjuntamente con el Dr. D. Miguel Ángel Iglesias Río, hizo posible que esta edición fuera todo un éxito. Como tampoco querría olvidarme de recordar a Dña. Patricia Tapia Ballesteros (por su excelente ponencia y su amplitud de miras), a D. Pau Jordan Montesinos (por su peculiar metodología tratamental basada en el yoga) a D. Abraham Fernández Murcia (por su pragmático enfoque de intervención social) a D. Santiago Quiroz Villareal (por su elegante trasfuguismo desde el “lado oscuro de la fuerza” hacia el lado restaurativo) ni de un largo etcétera de extraordinarias personas que, gracias a sus ponencias, comunicaciones e interacciones, lograron capturar y transmitir el espíritu de la Justicia Restaurativa. Esencia que sin duda se puede extrapolar ampliamente a la praxis real más inmediata.

Y dando buena fe de ello, quiero finalizar con una frase expresada por D. Sergio Cámara Arroyo durante la apertura del Congreso, que supone la quinta esencia sincrética de tal trasposición a la realidad práctica:

“Nuestro sistema está preparado para nuevos procesos restaurativos”.




 


José Mª Astarloa García



Estudiante de 4º curso del Grado en Criminología de la UNIR y

coadministrador de la web de contenido criminológico

“Elementos Criminales”



Jmastarloa@gmail.com





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