jueves, 1 de diciembre de 2016

DELINCUENCIA SEXUAL 1 : ETIOLOGÍA TIPOLOGÍA Y PREVENCIÓN.



La evolución de denuncias y por lo tanto, supuestas prácticas por abuso sexual en España entre 1997 y 2001, demuestran que hay un aumento en el incremento de delitos por abuso sexual. Pero que el número de denuncias se haya incrementado, no significa que la práctica delictiva lo haya hecho, puesto que según encuestas de victimización el número de casos por abuso sexual no ha aumentado, en cambio, el que sí aumenta, es el número de sensibilización e información que comporta una mayor advertencia sobre el tema, y por lo tanto una mayor confianza hacia los sistemas judiciales y policiales.

Según las encuestas de victimización mencionadas, en varios países, hay entre un 20 y un 27% de mujeres que han sufrido abuso sexual durante la infancia, de los cuales el 4% eran de gravedad. Por lo que el abuso sexual de menores, es un acto generalmente frecuente sobretodo en niñas dentro del ámbito familiar, mientras que en el caso de los chicos, es más normal encontrar casos de abuso sexual fuera del ámbito familiar.


En estudios de autoinforme retrospectivos, encontramos que un promedio del 28% de las mujeres encuestadas han experimentado algún episodio de abuso o agresión sexual.  Ahora bien, haber experimentado un abuso o agresión sexual no significa que la víctima acabe formalizando una denuncia, por lo que nos encontramos ante una clara cifra negra internacional en cuanto el recuento total y real de mujeres o hombres víctimas de un delito de índole sexual.

En España, según datos recogidos por el Observatorio de la Delincuencia (ODA) de la Universidad de Málaga, el promedio de denuncia de los delitos sexuales es aproximadamente del 30%.


ETIOLOGIA:
Gracias a múltiples estudios se ha podido documentar que determinadas experiencias y vivencias sexuales traumáticas durante la infancia y/o adolescencia puede contribuir a que en un futuro los individuos tengan conductas de abuso o agresión sexual. Generalmente, el desarrollo sexual durante la adolescencia culmina en una socialización sexual adecuada, lo que significa que el adolescente construye y adquiere los controles e inhibiciones al respecto, tanto a nivel emocional como racional. Sin embargo, los hombres (que es el género en quien más se profundiza éste tipo de estudio) que han sufrido experiencias traumáticas sobretodo de índole familiar (abandono, rechazo afectivo, victimización sexual), podrían mostrar un déficit en la autoestima, en la capacidad de comunicación y en la habilidades de relación interpersonal. Por lo que encontramos que las conductas negligentes por parte de los padres, madres o tutores, tiene relación directa con las conductas sexuales desviadas y antisociales. Que pueden derivar a una hipersexualización de la emocionalidad y conducta del adolescente, y a nivel social la generación de mecanismos de afrontamiento de sus problemas con otras personas derivando a un aislamiento social. 



En paralelo a la adolescencia, los hombres adultos delincuentes sexuales a menudo muestran distorsiones cognitivas generalmente de forma automática, creencias y actitudes tanto sobre sus víctimas, como en la creación de causas justificadoras por las que se agrede o abusa sexualmente. No obstante existe la discusión sobre si dichas distorsiones cognitivas son fruto de los factores antecedentes implicados en el origen de la conducta criminal o son justificados ad hoc del delito. 

Otro factor importante a tener en consideración, es la existencia o carencia de empatía en los delincuentes sexuales. La empatía es la relación interpersonal que tiene el individuo con los demás. Aunque estudios de revisión no han podido dar clara evidencia sobre la relación de falta de empatía y delincuencia sexual, en opinión de ésta autora, la deficiencia en las emociones, los problemas internalizantes, la afectividad, la falta de empatía, y dificultad o negación de las relaciones sociales estables, que junto con el trastorno disocial, provocan que determinados factores ambientales/sociales que se presentan en la vida del delincuente sexual o futuro delincuente sexual, faciliten la aparición de las conductas y rasgos propios éste.

Cabe mencionar que según estudios, hay dos elementos biológicos que tienen que ver con la agresión sexual; el parecido de los mediadores neuronales y hormonales como la testosterona que son los responsables de la conducta sexual y la agresiva. 

Dentro de éste campo, el hombre tiene que aprender a controlar e inhibir ciertos instintos dados por estos factores biológicos que pueden ser de carácter innato, que es el segundo elemento en cuestión, por eso el hombre tiene que poder controlar y hacer una distinción dentro del impulso sexual para que éste no acabe en una agresión sexual.

Ahora bien, aparte de los elementos biológicos, se precisa la eficacia de modelos de aprendizaje formal e informal, puesto que los modelos educativos tienen que ser precisos, contundentes y comprensible dentro de una sensibilización para que el niño o adulto no se desvíe.

Otros elementos, tienen que ver con el consumo de alcohol o productos toxicológicos, que difunden las percepciones cognitivas. Aparte, también tiene que ver las oportunidades que el agresor pueda tener para cometer el delito


TIPOLOGIA;

Según Ronald Holmes, hay cuatro tipos de violadores, que de manera general, presentan características presentes en correlaciones criminológicas.

1. En el caso de los violadores de afirmación de poder, son personas que han presentado un rendimiento académico bajo y que podemos distinguir ciertos factores relacionados con sus experiencias sexuales. Se denota un conjunto de experiencias sexuales más amplios y variados en comparación con los que no han cometido delitos sexuales, según Holmes, este tipo de violador es asiduo al material pornográfico, y generalmente, presentan desviaciones sexuales como el travestismo, el exhibicionismo, el fetichismo o el voyeurismo. También, el violador de afirmación presenta una baja empatía y ciertas desviaciones cognitivas, pues cree que durante la violación, la víctima disfruta, y de este manera, el agresor , se autoconfirma como ser sexual y materializa sus deseos y fantasías sexuales. Aparte, que se caracteriza por su aislamiento social y sus problemas socialitzadores.

2. El violador por venganza, es aquel que según correlatos criminológicos, son personas que han sufrido en la infancia abuso sexual, maltrato o una dura desatención familiar, o fueron testigos de violencia o rotura familiar y se caracteriza por ser alguien impulsivo. En este caso, el agresor intenta vengar mediante la agresión las injusticias reales o imaginarias que ha sufrido en su vida, de este modo, se consolida como persona poderosa, expresa  ira y castiga a la víctima.

3. El violador depredador es parecido al violador por venganza, con la diferencia que seguramente el primero tiene o ha tenido una vida familiar todavía más conflictiva. Es una persona con grandes y diferentes experiencias sexuales, es oportunista e impulsivo y frecuenta locales de exhibición o prostitución. Realiza la agresión para consolidarse como ser viril y poderoso.

4. El violador sádico, este personaje ya se ha visto expuesto a edad temprana a la visualización frecuente de la pornografía, además presenta una conducta, ya en edades adolescentes, sexual violenta en la que puede haber cometido agresiones o abusos sexuales precoces. Se trata de personas inteligentes que han tenido cuidado de cómo llegar a agredir a la víctima. Son agresores sexuales especializados que tienen el objetivo de crear miedo y pánico en sus víctimas y que hay un gran riesgo en este tipo de delincuentes de que produzca un asesinato o que se convierta en asesino en serie. Es muy probable, que presente un perfil psicopático.




PREVENCIÓN

La prevención del delito o prevención criminal, tiene como objetivo desviar el proceso motivacional del delincuente, disuadir el delito. El método empleado en España por ejemplo, es un conjunto de intervenciones con “amenaza”, la pena, el castigo para reducir el riesgo de comisión de delitos y las consecuencias de estos. Podemos distinguir tres tipos de prevención; la prevención primaria, secundaria y terciaria.

La prevención Primaria está dirigida a la raíz social, política y económica que influye en la aparición y ejecución de un acto delictivo. Trata de fomentar una socialización beneficiosa y útil relacionada con los objetivos sociales, como por ejemplo mejorar y promover la educación, la vivienda, el mercado laboral, el bienestar social... fomentar, motivar y mejorar las condiciones de vida esenciales para una misma oportunidad para evitar desde la raíz, actos delictivos. 

Este objetivo y causa, es realizada a través de estrategias políticoculturals, económicas o sociales.

“Dotar a los ciudadanos de capacidad social para superar de forma productiva eventuales conflictos”
Lüderssen


En el campo del abuso y agresión sexual, un ejemplo, serían los programas de formación y sensibilización de profesionales a las escuelas, realizando clases para los padres para orientarlos a entender el problema y puedan de raíz, educar a su hijo/a conforme los valores empleados.

La Prevención Secundaria actúa cuando y donde se manifiesta y exterioriza la condcuta antisocial. Se presenta en lugares y situaciones con una mayor tasa de criminalidad. Está dirigida a problemas identificados e involucrados con personas con un índice o probabilidad de delinquir. Se orienta selectivamente en espacios y sectores de la sociedad, sectores donde se considera que tienen una mayor probabilidad de protagonizar acciones delictivas. Su objetivo se plasma a través de la legislación penal y la acción policial; programas de prevención policial, de control de los medios de comunicación, ordenación urbana...

Un ejemplo para el casos de abuso y  agresión sexual, sería la intervención de los grupos de desplazamiento y formativos, educadores que realizan charlas a los centros docentes para explicar el problema de forma que los más jóvenes puedan entender qué tipo de comportamiento, es una agresión sexual.

La Prevención Terciaria referida a personas que ya han cometido acto/s delictivo/s, con un único objetivo, evitar la reincidencia al delito con un carácter punitivo. Está fomentada por programas rehabilitadores o reformadores de tipos “resocializadores” en el propio ámbito penitenciario. Programas también dirigidos al entorno físico y social dado que estos factores pueden favorecer recaer la infracción.

En el caso de los abusos sexuales, programas de prevención terciaria serían por ejemplo los talleres de reeducación y de intervenciones grupales e individuales.
El Programa de Desarrollo Integral por Agresores Sexuales (DIAS) y el programa de Redondo y otros (2012) es un programa  que incide sobre el jóvenes que ya han delinquido con el objetivo que asuman la autoría de la agresión o abuso sexual cometido y digan el motivo (situación e indicadores) por los cuales cometió el delito, poder crear una empatía del joven para que se ponga el situación de la víctima y proporcionar una educación sexual fuera de los parámetros de las agresiones y abusos sexuales.

Es importante tener en cuenta los denominados “factores de riesgo” puesto que estos son agentes o circunstancias que influyen en el sujeto, el individuo en sí o, en elementos de su propio entorno que favorece en la aparición de conductas desviadas y delictivas.

Cómo toda palabra o acto, tiene su antagonista, los factores de riesgo también, así que, explicando de una manera breve, a todo factor que podría considerarse negativo tiene su antagonista, uno de positivo, del resultado de la balanza, del acercamiento de un factor positivo al factor negativo, podríamos obtener un beneficio, en el caso de la intervención con los agresores sexuales, podríamos obtener la resocialización del delincuente. Podemos decir que el conocimiento y análisis de estos factores, su estudio, son útiles en la valoración del riesgo que el individuo o individuos tienen o se encuentran cerca para intentar atenuar estos factores que podrían incidir en el comportamiento del individuo y a una posible reincidencia.

La consideración de los factores de riesgo no solamente son útiles en el ámbito policial y judicial para la adopción de ciertas medidas de seguridad y de protección sino en el diseño de programas politico criminales.

Hay tres tipos de factores de riesgo que nos interesan, los dinámicos, estáticos y los parcialmente modificables;

Dinámicos: son aquellos factores en los que interviene el estilo de vida –antisocial- , las creencias – justificadores de la agresión- , los efectos psicológicos – aumento o inmediatez en la aparición de la ira- , las relaciones sociales – establecer una baja capacidad de comunicación, relacionarse con gente antisocial- ... son factores susceptibles a una reducción, e incluido en algunos casos, eliminados, por medio de un buen tratamiento.

Estáticos: son los que tienen que ver con el aspecto o características del propio sujeto (como por ejemplo aspectos biológicos - de género- etc) o en relación a los acontecimientos vividos en experiencias pasadas ( víctimas de agresiones o abusos sexuales, haber cometido actos delictivos, personalidad inestable...). En este sentido, nos referimos a este factores como estáticos puesto que dichos factores no pueden ser directamente modificados por medio de un tratamiento.

Parcialmente modificables: son aquellos ni totalmente estáticos ni dinámicos. Son aquellos factores que han ido surgiendo a medida que se ha ido desarrollando la personalidad y por lo tanto, la conducta del individuo. Estos factores pueden ser, el riesgo de impulsividad y autocontrol, la empatía, el consumo crónico de alcohol y/o de drogas, etc que influyen en la conducta del individuo. Los cuales pueden ser modificables en el sentido que se pueden reducir o limitar cambiando así, el estilo de vida y conducta.





En el siguiente artículo hablaremos sobre los programa de tratamiento en delincuentes sexuales.



Patricia Ortiz Brunet
Criminóloga
Contacto:portizb@uoc.edu
patricia.ortiz.brunet@gmail.com



BIBLIOGRAFIA

S. Redondo. A. Martínez- Catena (2016) Anuario de Psicología Jurídica 2016. www.elsevier.es/apj

Echeburúa, E.; Redondo, S. (2010). ¿Por qué víctima es femenino y agresor masculino? La violencia contra la pareja y las agresiones sexuales. Madrid: Pirámide.


Pérez Sánchez, J. (2002). “Bases biológicas de la agresión sexual”. Delincuencia sexual y sociedad Barcelona: Ariel.

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