En mi afán por indagar en todos esos “ings” que nos bombardean
cada día, hay uno que me llama especialmente la atención y que hemos oído miles
de veces. El sexting, contracción anglosajona de sex y texting, se refiere al
envío de contenidos eróticos o pornográficos vía teléfono móvil que parece
extenderse cada vez más entre nuestros adolescentes[1].
No es un término novedoso, según las fuentes consultadas, ya
apareció hace más de 10 años y, en encuestas de años posteriores (2008, EEUU),
se ha podido constatar que:
- más del 22% de las mujeres había
enviado contenido erótico a través del móvil
- el 33% de los chicos y el 25% de las
chicas encuestadas habían admitido que se les había mostrado algún mensaje de
asunto privado
A medida que ha ido pasando el tiempo y se han ido realizando
encuestas, las cifras aumentan desmesuradamente.
No es de extrañar que alguno de nosotros, en algún momento de
nuestra vida, enviemos o recibamos mensajes que comúnmente denominamos “subidos
de tono”, pero las nuevas tecnologías nos hacen ir más allá, adjuntando fotos o
videos de carácter privado que en innumerables ocasiones dejan de formar parte
de nuestro ámbito más íntimo. Todo ello provoca una serie de consecuencias
sociales que van desde la vergüenza hasta el suicidio, de ahí la gravedad de
este “ing”. Asimismo, dependiendo del sistema jurídico de cada
país, podemos caer en varios problemas legales (incluso penales):
·
Producción, posesión y/o distribución de pornografía infantil
·
Corrupción de menores.
·
Vulneración del derecho al honor y a la propia imagen.
·
Difusión ilícita de datos personales
·
Acoso.
·
Sextorsión[2]
Según un artículo de elconfidencial.com de febrero de 2014, hemos de quitarnos de la cabeza de que es una práctica totalmente adolescente. Es cierto que una revolución hormonal combinada con ganas de divertirse y la facilidad de tener una cámara a mano en cualquier momento, propicia este hecho, pero la realidad es que más de un 50% de adultos lo ha llevado a cabo en algún momento, siendo variadas las tasas según género y franja de edad.
Siempre creemos que los factores de riesgo nacen de las personas a las que se les envía el mensaje, pero el mayor factor de riesgo se encuentra en nosotros, y es dentro de nosotros mismos desde dónde podemos erradicarlos. Por tanto, sólo de uno mismo depende que la difusión de contenidos privados no trascienda. Las soluciones también son diversas: desde pensarse dos veces a quién enviamos los mensajes o asegurarnos (algo difícil) de que quién lo recibe no hará un uso impropio o lo borrará, hasta evitar hacerlos llegar a según qué personas. Es un hecho empírico que quiénes más difunden estos mensajes son exparejas.
Lo que es alarmante es saber que hasta un 10% de jóvenes entre 10 y 16 años lo practican y las secuelas psicológicas que en ellos provoca. Así que la mejor previsión es asegurarse de que nuestros menores no lo hacen (siempre acabamos recurriendo a la importancia del proceso de socialización primario). Quiero hacer mención de una leyenda urbana sobre un médico que conozco que cuenta que cuando las chicas jóvenes van a pedirle consejo sobre anticonceptivos, siempre les dice: “La mejor manera de no quedarte, es no hacerlo”. Muchos dirán que eso es perderse la parte divertida de la vida a la par que placentera, pero no podemos negar que es una verdad como un templo que el riesgo en este caso se minimiza a cero. Igualmente, no está de más decir que es importante que seamos celosos, o como mínimo cautos, en lo que se refiere a nuestra intimidad.
Casos de sexting famosos:
- Hackeo del móvil de Scarlett Johansson
- Jennette McCurdy, presentadora de un programa infantil
- Jennifer Lawrence y su exnovio
- Descubiertos los escarceos sexuales de Tiger Woods fuera de su matrimonio por el envío de sms
- Sandra Bullock también descubrió que su exmarido le era infiel por imágenes y mensajes explícitos que se encontraban en su móvil, al igual que Eva Longoria y Tony Parker.
Lo que está claro es que lo que hacemos con nuestro móvil, no es lo que se puede hacer con una bicicleta, así que hay que tener cuidado de dejar la llave del candado en según qué manos.
“Ab amico reconciliatio cave” – Guárdate de amigo reconciliado
[1] Fuente: Wikipedia
[2] La sextorsión (extorsión sexual) es una forma de explotación sexual en la cual una persona es chantajeada con una imagen o vídeo de sí misma desnuda o realizando actos sexuales, que generalmente ha sido previamente compartida mediante sexting.
Angie Muñoz
Estudiante Criminología UOC
Twitter:@anxineta
Administradora Blog
Ex Unge Leonem: anxineta.blogspot.com
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