miércoles, 17 de junio de 2015

Dactiloscopia

DACTILOSCOPIA: La Reina entre los métodos criminalistas 

Aunque la utilización del ADN ha marcado últimamente una revolución dentro de las ciencias forenses, y no hay que quitarle la importancia que tiene, la reina indiscutible sigue siendo la dactiloscopia. Buena prueba de ello es que en el año 2000  el  Dpto. de la policía de Nueva York hizo una estadística la cual informaba que hasta marzo de ese mismo año ese departamento había contabilizado 200 identificaciones a través del ADN, mientras que, sólo en el año anterior, habían hecho 1.117 identificaciones a través de la dactiloscopia. Además se sabe que el Sistema Automático integrado de Identificación Dactilar (SAIID) del FBI resuelve un total de 85.000 consultas al año.



Historia y sus antecedentes

El origen de la importancia de la dactiloscopia cabe centrarla en la necesidad que todos los seres humanos tenemos en “tocar” todo lo que nos rodea dejando así nuestras huellas durante cientos y cientos de ocasiones a lo largo del día. 


Para conocer   sus antecedentes nos tenemos que remontar al año 2000 a.C.,en Babilonia, dónde se utilizaba la plasmación de las huellas dactilares para formalizar contratos y, más tarde, en China, en el año 600 a.C., dónde se popularizó este mismo sistema.

En Europa hasta 1880, sobre todo en Francia, como método de identificación de delincuentes se había utilizado la antropometría de Bertillon basado en la medida de varias partes del cuerpo del sujeto que resultó ser un auténtico fracaso después de descubrir que se podían encontrar dos personas diferentes con medidas iguales. Pero en octubre de ese año, Henry Faulds, un  desconocido médico escocés que trabajaba en un grupo  conocido con el nombre “  De las misiones” en Japón, publicó un artículo  en el cual se proponía la dactiloscopia como método de identificación humana. Scotland Yard tachó de loco al médico e hizo caso omiso del artículo.

Faulds, como hombre perseverante que era, se empeñó en su descubrimiento y estuvo trabajando en ello durante los diez años siguientes para demostrar su teoría. No fue hasta que Francis Galton, primo de Charles Darwin, que en su búsqueda de mejora de la raza humana mediante la selección natural se interesara por la dactiloscopia, buscando a través de la investigación de los surcos y crestas de las huellas dactilares el poder concretar los mejores seres procreadores, que resurgiera este método a luz nuevamente. Los estudios de Galton despertaron el interés del inspector de la policía de Bengala, Edgard Henry ,siendo junto a su ayudante Azizul Haque el que desarrolló un método de clasificación : La clasificación se hacia siguiendo los dibujos de las crestas y  los surcos, así cuando se necesitaba la identificación de una huella no era necesario empezar a buscar des del principio; simplemente ir al punto donde se encontraba un dibujo similar.

Nace una nueva ciencia de resolución de crímenes

Sin embargo, no se utilizó la técnica para resolver ningún caso hasta  1892, en Argentina, concretamente un asesinato de dos niños a manos de su madre Francisca Rojas. Por aquel entonces Vucetich, un agente  inmigrante procedente de Croacia nacionalizado argentino, que había leído sobre el novedoso sistema de las huellas dactilares instó a que se aplicara este método para resolverlo, ya que en la escena del crimen se había encontrado una huella completamente visible; tomaron las huellas de las manos y los pies de la madre y se comprobó que  aquella marca encontrada pertenecía a ella quedando así resuelto el caso. Sería Argentina que tras la resolución de dicho caso adoptara en 1894 oficialmente este sistema, siendo su principal precursora.

Dactiloscopia: la técnica

En nuestra piel hay millones de glándulas sudoríparas y sebáceas que emiten sudor, que sirve a su vez para regular nuestra temperatura corporal. La concentración de estas glándulas es aún más grande en las palmas y los pies, en este caso la sudoración es mínima y no se percibe, aunque sí lo suficiente para permitir que las yemas de los dedos dejen su impronta. De hecho, hay tres tipos  de huellas: latente; que son invisibles y que las dejamos por todos sitios cuando tocamos los objetos, visibles; las que son observables a simple vista y moldeadas; aquellas que se aplican en la mantequilla, arcilla o el jabón.

Se utilizan varios sistemas para recoger las huellas y una de las  más usadas es el empolvado; se usa una brocha de pelo suave y se aplica sobre la superficie a tratar con un compuesto semejante al aluminio molido, que se adhiere a las líneas grasas de la impronta dejada realzando la huella a la vista. El color del polvo usado dependerá de la tonalidad del material donde se halle, una vez se tiene la huella visible, se aplica sobre ella una cinta adhesiva de pegado débil montada sobre una lámina de acetato para así poder transportarla hasta el laboratorio. Pero para otros casos dónde la superficie es porosa los polvos no sirven y se necesitan de reactivos químicos como la ninhidrina y el DFO, que reaccionan con los elementos presentes en su sudor y los hacen brillar haciéndolas así visibles. Actualmente ha evolucionado tanto está técnica, que hasta el mito más extendido que asegura que el uso de los guantes impide dejar las huellas ya  no es cierto. Cabe destacar que los guantes tienen sus propias marcas, tal como son las manchas, desgarros, marcas textiles u otras que las hacen ser también identificables a la técnica actual.



Foto: de las huellas de Francisca Rojas

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Sandra Fructuoso Andrés


Estudiante Criminologia UOC
Perito Caligrafo Judicial y Perito Psicografologico Judicial
Twitter: @sandyfran6
sandyfran6@gmail.com

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