lunes, 29 de junio de 2015

Grandes asesinos de la historia: John Wayne Gacy: “El payaso asesino”







John Wayne Gacy: El payaso asesino”

John Wayne Gacy era de cara a la galería un marido devoto y padre cariñoso, pero en la intimidad se escondía un depredador sexual con tendencias a violar a sus víctimas. Fue un asesino en serie estadounidense que violó y mató a 33 hombres jóvenes entre 1972 y 1978. Veintiséis de sus víctimas fueron enterradas en el semisótano de su propia casa, otras tres en otros lugares de la casa, y otras cuatro fueron lanzadas a un río cercano. 

J.W. Gacy fue un niño obeso que estaba muy unido a sus dos hermanas y a su madre, pero recibía humillación y malos tratos por parte de su padre alcohólico que abusaba físicamente de la familia, y siempre le pegaba con un cinturón de cuero. Además, un hombre cercano a la familia lo violó a la edad de 6 años.
Su primer matrimonio terminó después de ser declarado culpable por abuso sexual a menores en 1968. En 1967 agredió sexualmente al joven Donald Voorhees, de tan solo 15 años de edad, por lo que fue enjuiciado por violación y sodomía. La condena de 10 años terminó a los18 meses debido a su buen comportamiento y salió en libertad condicional el 18 de junio de 1970. Regresó a Illinois, donde consiguió ocultar sus crímenes con éxito hasta que  volvió a asesinar y la policía empezó a investigarle de nuevo.  

Gacy se casó por segunda (aunque se divorció a mediados de 1976) y se convirtió en un importante y respetado miembro de la comunidad y en las fiestas vecinales se disfrazaba y se hacía llamar "Pogo el payaso". Pero pasados 6 años de su libertad condicional se le arrestó por un supuesto secuestro que se convirtió en una investigación donde se descubrió que había asesinado a 33 personas que estaban enterradas en las proximidades de su casa, así como en un río anexo.

El 22 de diciembre de 1978, J.W. Gacy le confesó los crímenes a su abogado y declaró haber asesinado por primera vez en 1972, cuando al clavar el cuchillo en el cuerpo de un joven y ver como la sangre brotaba del cuerpo, sintió una sensación de excitación y placer.  Igualmente confesó haber matado a 33 personas e indicó la ubicación de 28 de los cuerpos a la policía. 

Tras varios años de juicios, en 1994 se le ejecutó con inyección letal. Sus últimas palabras, que revelan su personalidad y su no arrepentimiento por sus crímenes fueron: ¡Bésenme el culo! ¡Nunca sabrán dónde están los otros!


Cristina Cañamares Gordillo

Estudiante de Criminología UOC
Licenciada en Derecho
Diplomada en postgrado de Criminalística
Administradora “criminología de estar por casa”
 


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