John Wayne Gacy: “El
payaso asesino”
John Wayne Gacy era de cara a la galería un marido
devoto y padre cariñoso, pero en la intimidad se escondía un depredador sexual
con tendencias a violar a sus víctimas. Fue un asesino en serie estadounidense
que violó y mató a 33 hombres jóvenes entre 1972 y 1978. Veintiséis de sus
víctimas fueron enterradas en el semisótano de su propia casa, otras tres en
otros lugares de la casa, y otras cuatro fueron lanzadas a un río cercano.
J.W. Gacy fue un niño obeso que estaba muy unido
a sus dos hermanas y a su madre, pero recibía humillación y malos tratos por
parte de su padre alcohólico que abusaba físicamente de la familia, y siempre le
pegaba con un cinturón de cuero. Además, un hombre cercano a la familia lo
violó a la edad de 6 años.
Su primer matrimonio terminó después de ser
declarado culpable por abuso sexual a menores en 1968. En 1967 agredió
sexualmente al joven Donald Voorhees, de tan solo 15 años de edad, por lo
que fue enjuiciado por violación y sodomía.
La condena de 10 años terminó a los18 meses debido a su buen comportamiento y salió
en libertad condicional el 18 de junio de 1970. Regresó a Illinois, donde consiguió
ocultar sus crímenes con éxito hasta que volvió a asesinar y la policía empezó a
investigarle de nuevo.
Gacy se casó por segunda (aunque se divorció a
mediados de 1976) y se convirtió en un importante y respetado miembro de la comunidad
y en las fiestas vecinales se
disfrazaba y se hacía llamar "Pogo
el payaso". Pero pasados 6 años de su libertad condicional se le
arrestó por un supuesto secuestro que se convirtió en una investigación donde
se descubrió que había asesinado a 33 personas que estaban enterradas en las
proximidades de su casa, así como en un río anexo.
El 22 de diciembre de 1978, J.W. Gacy le confesó
los crímenes a su abogado y declaró haber asesinado por primera vez en 1972,
cuando al clavar el cuchillo en el cuerpo de un joven y ver como la sangre
brotaba del cuerpo, sintió una sensación de excitación y placer. Igualmente confesó haber matado a 33 personas
e indicó la ubicación de 28 de los cuerpos a la policía.
Tras varios años de juicios, en 1994 se le
ejecutó con inyección
letal. Sus últimas palabras, que revelan su personalidad y su
no arrepentimiento por sus crímenes fueron: ¡Bésenme el culo! ¡Nunca sabrán
dónde están los otros!
Cristina
Cañamares Gordillo
Estudiante
de Criminología UOC
Licenciada
en Derecho
Diplomada
en postgrado de Criminalística
Administradora
“criminología de estar por casa”
Contacto: cristinacg1980@hotmail.com
Webgrafía
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