Sabemos que no
es bueno juzgar a nadie por su apariencia, pero hay que reconocer que por
determinados rasgos o patrones sociales hay determinadas personas que a primera
vista nos parecen peligrosas.
Este aspecto
vivo hoy en día puede ser una herencia del científico Cesare Lombroso
quien desarrolló una teoría que define a posibles delincuentes por algunos de
sus rasgos físicos. Aportó al Derecho Penal y a la Criminología su Teoría del
criminal Nato.
Dicha teoría se preocupa por
el comportamiento humano sobretodo centrándose en el comportamiento criminal.
Lombroso se dedicó a estudiar en especial a los criminales de su época y
elaboró una lista de características antropológicas y psicológicas llegando a la
conclusión de que el criminal no es un hombre común si no que por sus
característicos constituye un tipo
especial.
Los signos
característicos para el científico eran:
1. Menor capacidad craneana
2. Mayor diámetro bizigomático
3. Gran capacidad orbitaria
4. Escaso desarrollo de las partes anteriores y frontales.
5. Contrastando con el gran desarrollo facial y maxilar
(pragmatismo)
5.1. Abultamiento del occipucio
5.2. Desarrollo de los parietales y temporales
5.3. Frente hundida, etc.
5.2. Desarrollo de los parietales y temporales
5.3. Frente hundida, etc.
6. La insensibilidad moral y la falta de remordimientos
7. La imprevisión en grado portentoso
8 Una gran impulsividad
Ésta teoría fue criticada
severamente por diversos motivos morfológicos, sociológicos y psicológicos. A
pesar de todo ello debemos reconocer que fue el primer estudio científico
realizado que aportaba conclusiones interesantes y que lograba fortalecer al
derechopenal y permitir el surgimiento de la ciencia criminológica.
Sin dejar de lado la teoría de
Lombroso nos vamos a la actualidad para poder comparar esa teoría con una
noticia en particular:
El artículo nos habla de un
hombre llamado Jeremy Meeks de 30 años de edad que el pasado 19 de junio
fue conocido como “el preso más guapo del
mundo”.
Todo empezó cuando el
Departamento de Policía de Stockton (California) publicó en su página de
Facebook la ficha policial de Meeks, detenido por posesión ilegal de
armas y pertenencia a banda armada (Crips,
una de las bandas armadas más peligrosas de California) que se
enfrenta a 11 cargos criminales (habiendo sido ya encarcelado por robo y asalto
a un menor en 2002 y por suplantación de identidad en 2007).
Según el artículo: “Los
comentarios (que ya van por los 26.000), lejos de felicitar la labor de los
agentes del orden, sólo apuntan una cosa: lo guapo que es el preso.”.
¿De verdad que en plena época del desarrollo
tecnológico y globalización de las nuevas tecnologías lo único que nos importa
es el físico?
Está claro que la teoría de Lombroso no quedaría muy
justificada en el caso de este preso pero de ahí a que incluso tenga un grupo
de admiradoras que haya realizado un crowdfunding
para pagar su fianza y que su
popularidad en la red social haya atraído a las agencias de modelos hay un gran
paso.
Igualmente hoy en día la teoría del criminal nato no
queda tan desfasada, ya que el propio artículo también explica que: “En 2011, los
profesores Naci Mocan,
de la Universidad Estatal de Luisiana y Erdal
Tekin, de la
Universidad Estatal de Georgia, analizaron los perfiles de 20.745 personas, y
su comportamiento entre 1994 y 2002. Descubrieron que las personas consideradas
feas tenían una ratio de criminalidad mucho mayor que las consideradas guapas.
Se trata de un caso típico de profecía autocumplida: la sociedad tiende a
pensar que las personas feas son más proclives al delito, por lo que son
empujados a este tipo de comportamientos desde la más tierna infancia y, al
final, acaban cometiéndolos.”
En el artículo también se refleja que J. Meeks no es
el primer caso de “criminal guapo” que se da, ya que en los años 70 el estadounidense Ted Bundy mató a 36 mujeres gracias a su atractivo
físico ya que seducía a sus víctimas para después
violarlas y acabar con su vida.
A este
comportamiento idílico de las personas ante este tipo de delincuentes se le ha
denominado “efecto halo”, el cual
consiste en realizar una idea general errónea a partir de una sola característica
o cualidad de una persona, en el caso que nos ocupa, un físico atractivo.
Aspecto que
aunque parece mentira hace olvidar a las personas los crímenes que hayan podido
realizar éstas personas.
Se trata de un fenómeno
detalladamente estudiado, un prejuicio en el que todos incurrimos y del
que no nos percatamos.
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Cristina Cañamares Gordillo
Estudiante de Criminologia UOC
Licenciada en Derecho
Diplomada en postgrado de Criminalística
Contacto: cristinacg1980@hotmail.com
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