Antes de hablar sobre la victimización y sus diferentes tipos hay que
definir los conceptos de víctima, victimologia y victimogénesis.
Víctima: Se define como aquella persona o colectivo que han
sufrido daños físicos o psíquicos, pérdida financiera, patrimonial o cualquier
daño en sus derechos fundamentales.
Dentro de las víctimas cabe diferenciar a las víctimas directas de las
víctimas indirectas.
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Víctimas directas, son aquellas personas sobre las que recae
el daño.
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Víctimas indirectas, son aquellas personas que están cerca de
las víctimas y que a su vez reciben las consecuencias del daño; suelen ser
familiares que tienen que afrontar el dolor de sus seres queridos y readaptarse
a la nueva situación. También podemos encontrarnos en este grupo a terceras
personas tales como vecinos, compañeros de trabajo y, en general, a miembros de
la comunidad que pueden sentirse afectados o atemorizados e indefensos delante
de ataques futuros similares al que ha sufrido la propia víctima, tanto si su
percepción es real o no.
Victimología: Disciplina o ciencia criminológica que
estudia el rol de la víctima en referencia al delito y las consecuencias de
éste sobre las víctimas.
Victimogénesis: Es el estudio de los factores que predisponen a
ciertos sujetos a tener más riesgos de sufrir delitos; analizando para ello la
conducta de la víctima y su relación con
el riesgo de ser victimizada.
Tipos de victimización: Victimización primaria, secundaria y terciaria
Victima primaria: Se entiende por victimización primaria
aquella en que la víctima es el principal sujeto que vive los daños, ya sean
psicológicos (insultos, vejaciones, acoso verbal, amenazas, etc..) físicos
(violencia física hacia su persona, golpes, agresiones, empujones, etc…)
patrimoniales (perdida de patrimonio, bancarrota, desahucios, etc..) o
discriminación por razón de sexo, raza, condición, discapacidad…
Víctima secundaria: Aquí englobamos aquella victimización que
sufre la víctima al interaccionar con las instituciones o agencias de control
social (policía, abogados, jueces) y que le hace revivir a la víctima a través
de la exposición de los hechos el daño causado. La víctima siente al revivir el
trauma sufrido que las entidades que deberían protegerla no la comprenden, no
la escuchan y la hacen perder todavía más, si cabe, la autoestima. En algunos
casos como en víctimas de acoso o violaciones se sienten que las culpan por su
conducta sobre todo en un juicio dónde el abogado defensor del agresor,
cumpliendo con el papel garantista y protector que le concede la ley a su
cliente, la someterá a un interrogatorio para probar si dicha agresión tuvo
lugar en realidad. Es especialmente traumático, y cabe hacer una reflexión
sobre ello y últimamente es motivo de estudio, el caso de los interrogatorios a
menores que han sufrido abusos o agresiones sexuales dónde el interrogatorio o
la ayuda psicológica puede ser más agresiva o contraproducente para la víctima,
si bien esto último se puede extrapolar a todas las víctimas. Se ha probado que
hay ciertos casos en que la ayuda psicológica no ha sido eficaz por lo que se
tendría que estudiar cada caso de una forma individualizada.
Víctima terciaria: En este grupo hay varias teorías en las
que algunos engloban al agresor y la victimización que sufren al entrar en
contacto con las instituciones penitenciarias en el momento de ser condenado e
ir a prisión, y cuando posteriormente, a su salida es “etiquetado” y estigmatizado por la sociedad. Por otro
lado, tenemos otros autores que consideran que la victimización terciaria es la
que sufren las propias víctimas al ser “etiquetadas” como tal por la sociedad y los efectos de
familiares, amigos o personas cercanas a ellas.
En criminología el rol que desarrolla la víctima y sus consecuencias no se
ha estudiado hasta hace muy poco; en este sentido, la victimologia es muy
importante e interntar prevenir la vitimización es muy difícil, pero sí que se
puede paliar sus efectos para ello tendríamos que hacer que los juicios fueran más
rápidos, que los interrogatorios fueran menos agresivos o en ciertas
condiciones menos hirientes, así como, que la ayuda psicológica a las víctimas fuera
individualizada y más común.
Por último concluiré, que no todas las víctimas reciben el mismo “aprecio”
por las instituciones ni los medios de comunicación, siendo algunas totalmente
invisibles para el entorno. Pero este hecho es un tema para otro artículo.
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Sandra Fructuoso Andrés
Estudiante Criminologia UOC
Perito Caligrafo Judicial y Perito Psicografologico Judicial
Twitter: @sandyfran6
sandyfran6@gmail.com
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