miércoles, 8 de julio de 2015

Maltrato infantil: "Abuso sexual"



MALTRATO INFANTIL: Abuso sexual




Por maltrato infantil se entiende cualquier acción u omisión no accidental realizada hacia un menor por parte de sus padres o tutores legales, ya sea física, sexual o emocional, que le ocasione daño físico o psicológico el cual ponga en peligro su desarrollo y bienestar.



El maltrato va dirigido hacia aquellos que se consideran inferiores, en éste caso los menores, los cuales sufren la violencia de los adultos. La violencia en la infancia se puede asociar  con trastornos de conducta en la adolescencia los cuales con posterioridad pueden derivar a la realización de actos delictivos o violentos en el ámbito familiar dando lugar a la violencia doméstica.



Es por ello que se puede decir que maltrato infantil es aquella acción ejercida de manera intencional por parte de un adulto hacia un menor provocándole daño tanto psíquico como físico, así como poder llegar a producirle la muerte.



Tipos de maltratos


Por desgracia existen diferentes tipos de maltrato, pero cuando además se trata de maltrato infantil no hay que olvidar el carácter intencional del sujeto agresor y nunca accidental de la agresión o de los actos de omisión llevados a cabo por los responsables del cuidado del menor con el propósito de injuriarlo o dañarlo.

Como ya se ha mencionado, entre los diversos tipos de maltrato podemos encontrar:


§   Físico: Entendiéndose éste como cualquier lesión física infringida a un menor (quemaduras, fracturas, hematomas…) realizados mediante golpes, tirones, pinchazos, etc.


§   Emocional: Se entiende por maltrato emocional la habitual ridiculización del menor, el menosprecio, los insultos que se somete de forma permanente o la presencia de actos violentos  físicos y/o verbales a otros miembros de la familia.


§   Abandono o negligencia: Se da cuando existe una falta intencional de los padres o tutores en satisfacer las necesidades básicas del menor en lo que se refiere a alimentación, educación, seguridad y bienestar del niño/a.


§   Abuso Sexual: Nos encontramos ante un abuso sexual cuando se realizan contactos o acciones recíprocas entre un menor y un adulto, donde los menores son utilizados para la satisfacción sexual del adulto. En estos casos puede darse desde la exposición de los genitales por parte del adulto hasta la violación del menor. 


Abuso sexual


Nos centraremos más en el ámbito del abuso sexual para determinar en mayor amplitud característica y consecuencias de éstas acciones, dado que el abuso sexual se puede producir con contacto físico o sin él, ya que no solo se entiende la violación sexual sino también implica tocamientos y otro tipo de interacciones que aunque no comporten un contacto físico con el menor, constituyan una interferencia en el desarrollo sexual del menor. 


Encontramos diferentes versiones de definición del concepto “Abuso sexual” pero en todas ellas hay tres ítems en común


1.- Coerción: por medio de la fuerza física, la presión o el engaño.

2.- Seducción: el agresor realiza una violencia sistemática camuflada de seducción, en la que busca ganarse la confianza del niño o la niña.

3.- Asimetría de edad: impide la verdadera libertad de decisión, ya que los participantes tienen unas experiencias, un grado de madurez biológica y unas expectativas muy diferentes.


El menor no tiene la capacidad de:


-  Discernir claramente lo que está bien y mal.

-  Dar consentimiento, porque no cuenta con una libertad de decisión.


Blanca Vázquez (2004) desarrolla un cuadro tomado de Félix López, que es ampliado por otros autores y que describe los principales mitos existentes en relación al abuso sexual. Entre otros encontramos:

Características

Una de las formas más comunes que encontramos de abuso sexual es el incesto, es decir, el acto sexual entre familiares de sangre (padre-hija, madre-hijo o entre hermanos). Por ello, el daño emocional que sufren los niño/as víctimas de este tipo de maltrato puede no salir reflejado hasta la adolescencia, o incluso más tarde, cuando ellos mismos se convierten en padres abusivos y comienzan a maltratar a sus propios hijos. 

Una persona que sufrió abusos de niño tiene mucha dificultad para establecer relaciones personales íntimas y cercanas ya que no confía en nadie. Vemos que cuando existe un problema de abuso sexual el niño introvertido se retrae aún más y el extrovertido se vuelve introvertido, pero en ambos casos existe un bloqueo en la comunicación verbal. Esto se puede detectar porque aparecen cambios de comportamiento de forma y de conducta, física y/o emocional, siendo éstos una alarma que indique una situación de riesgo. 

Existen ciertos indicadores de conductas y físicos que nos reflejan la situación. En cuando a los conductuales encontraríamos por ejemplo que de repente tienen miedo a los adultos o son cautelosos al contacto con los demás.  A nivel físico quizás es más evidente ya que se trataría de hematomas, lesiones internas, quemaduras, etc.
Hay que determinar, por tanto, que el maltrato infantil es un tipo de maltrato ejercido de forma intencionada por parte de un adulto hacia un niño, provocándole así un daño tanto a nivel físico como psíquico, llevándolo incluso algunas veces a producir la muerte del menor. 

Consecuencias

Las consecuencias padecidas por abusos sexuales se pueden ver a corto y a largo plazo. En el caso del largo plazo, los abusos se reflejan en trastornos de la personalidad tales como el alcoholismo, drogadicción y conductas delictivas, sin dejar de lado los graves problemas en el ajuste sexual, como el rechazo al propio cuerpo y la baja autoestima.

También podemos encontrar diferencias en las consecuencias, si el agresor es un familiar o un extraño, al igual si la relación sexual ha sido violenta o no. Hay que tener en cuenta que los abusos realizados en el núcleo familiar son más traumáticos ya que para el niño/a supone además una interferencia de sentimientos contradictorios en cuanto a la sensación de protección y confianza que uno espera de sus propios familiares.
Entre otras muchas y dependiendo de los aspectos mencionados anteriormente, algunas de las consecuencias que pueden darse en menores son las siguientes:


§  Pobre imagen de sí mismo
§  Reactuación del acto sexual
§  Incapacidad para depender, confiar o amar a otros
§  Conducta agresiva
§  Problemas de disciplina
§  Coraje y rabia
§  Comportamiento auto destructivo o auto abusivo
§  Pensamientos suicidas
§  Pasividad y comportamiento retraído
§  Miedo de establecer relaciones nuevas o de comenzar actividades nuevas
§  Ansiedad y miedos
§  Fracaso escolar
§  Sentimientos de tristeza
§  Síntomas de depresión
§  Visiones de experiencias ya vividas y pesadillas
§  Y más en la adolescencia se pueden dar abuso de drogas y/o alcohol


Como consecuencia de todo ello los menores víctimas de abuso pueden llegar a convertirse en potenciales agresores ya que suelen manifestar conductas hipersexualizadas como la masturbación compulsiva, conductas seductoras, o un exceso de curiosidad por los temas sexuales.


En el caso de que las víctimas sean niñas suelen manifestar más consecuencias de ansiedad y depresión. En cambio en los niños se dan comportamientos más agresivos e incluso pueden convertirse en futuros agresores a otros menores. 


A pesar de ello, es importante reflejar que no todos los niños/as manifiestan los mismo síntomas ni reaccionan de la misma manera frente a un episodio de abuso sexual ya que para algunos, el abuso, puede significar un trauma y para otros las consecuencias pueden ser muy diferentes. Pero en general las manifestaciones negativas suelen ser: confusión, tristeza, ansiedad, miedo, impotencia, culpa, desconfianza, entre otras.


Las víctimas


La problemática que supone que la víctima de abusos sexuales, sean un acoso o una penetración, es que no suele dejar pruebas física duraderas en los menores. Además ni el agredido (por su edad) ni el agresor (por su problema) son capaces de explicar la situación que están viviendo. A esto hay que añadir el hecho de que estos abusos ocurren sin haber testigos oculares que puedan explicar lo sucedido, por lo que el agresor puede negar su acción frente a un menor asustado y confundido. Por ese motivo el estudio psicológico del menor en estos casos pasa por entrevista psicológica y una detallada observación del niño/a. 

En lo referente a la entrevista encontramos que suelen ser de 2 tipos:


·        1.-  Las que van dirigidas a investigar lo que ha sucedido

·        2.-  Las que están orientadas a la intervención del niño como víctima del abuso


De éste estudio se extrae la valoración de la necesidad o no que tiene el menor de una intervención terapéutica ya que no todos los casos de abusos ni todos los menores tienen las mismas necesidades.



En estos casos nos encontramos con 2 fases en el proceso de intervención a una víctima de abusos sexuales:


·      *   Fase educativa: Esta primera fase pretende que el niño/a entienda no solo su propia sexualidad sino también la del agresor a él de una forma objetiva y adaptada a su entendimiento. En definitiva se trata de hacer entender al niño la situación que está viviendo para que comprenda lo que está pasando y darle herramientas para prevenirlo.  El objetivo, es por tanto, no solo garantizar su seguridad sino también aumentar su autoestima otorgándole mecanismos de control sobre su sexualidad.



·       *  La fase terapéutica: En esta segunda fase se intenta poner en práctica técnicas que ayuden al menor a superar el trauma de la situación vivida y evitar  recaídas en la edad adulta. Entre las técnicas que se pueden utilizar encontramos:

-  Desahogo emocional del menor, con el objetivo de poder romper el secreto y el correspondiente sentimiento de aislamiento.
-   Revaluación cognitiva, para evitar la disociación o la negación de la experiencia, para que el niño pueda reconocer lo sucedido y sus sentimiento al respecto.
- Técnicas que permitan cambiar las alteraciones cognitivas, afectivas, sexuales y conductuales.
-   Terapias basada en el “juego dramático”, en cuentos infantiles, en dibujar, todo para poder crear con la imaginación situaciones y personajes que permitan al menor reflejar lo vivido sin tener que explicarlo en primera persona, para que le sea más sencillo expresa su sentimientos.

      Para ello se dan también 4 criterios básicos que sugieren una mayor urgencia de actuación en caso de abuso: 


§  La convivencia del agresor con el niño tras el abuso

§  La actitud pasiva o de rechazo hacia el niño por parte de su familia

§  La gravedad del abuso

§  La ausencia de una supervisión del caso que pudiese evitar nuevos abusos


Los agresores


En lo relativo a los agresores podemos establecer una clasificación según relación con la víctima:



ü   - Desconocido: se da cuando no hay ningún tipo de relación entre agresor y víctima, es decir, el adulto no conoce al menor de ningún ámbito y viceversa, no saben quién son el uno del otro.



ü    - Conocido: cuando existe una vinculación interpersonal entre el agresor  y la víctima. Ésta se puede dar de dos maneras:

 - Familiar: cuando el agresor y la víctima mantienen un lazo de unión familiar.

- Extrafamiliar: cuando existe algún grado de conocimiento entre el autor y la víctima, por ejemplo, que compartan alguna actividad junta por ser amigos o persona cercana a la familia.



Erróneamente se tiende a pensar que en la mayoría de casos los abusos a menores vienen por parte de desconocidos, pero la realidad demuestra (Marchiori, 1995) que es todo lo contrario, la gran mayoría de agresiones se cometen entre personas conocidas que mantienen algún tipo de vínculo cercano con el menor, por ello, la mayoría de estos delitos se producen en el ámbito del hogar. 


La mayoría de abusadores sexuales de menores son hombres, casados y familiares o allegados del menor, por lo que tienen una relación previa de confianza con él que le facilita su acceso. Suelen cometer los abusos en su etapa de edad entre los 30 y los 50 años, y la mitad reconoce haber manifestado conductas tendentes al abuso cuando tenían menos de 16 años. En lo relativo a las mujeres comprobamos que, las mujeres abusadoras suelen ser mujeres maduras que cometen el abuso sobre adolescentes.


El abusador sexual suele ser una persona de apariencia  inteligente y “vida normal” aunque perfile rasgos de neuroticismo e introversión. Según los estudios realizados, la mitad de éstos agresores no recibieron en su etapa de infancia y adolescencia muestras de afecto, y en su edad adulta presenta problemas de alcoholismo y de habilidades sociales, aunque sí falta de empatía hacia sus víctimas, negando los actos cometidos.


La experiencia de los médicos forenses demuestra que algunos de estos agresores sexuales se les pueden diagnosticar una psicopatía sexual, por lo que no hay que descartar la realidad factible de la posibilidad del tratamiento y la rehabilitación de éste tipo de agresores.


El agresor sexual de menores, en comparación con un violador, es una persona mucho más integrada en la sociedad y suele no tener antecedente delictivos, por ese motivo su actitud ante el problema es negarlo o minimizarlo, por el miedo a ser identificado como tal por la sociedad, en la que el abuso sexual a menores genera un gran rechazo y es objeto de sanciones penales.


El tratamiento psicológico para los abusadores que aceptan someterse al mismo es similar al que se utiliza para adicciones como el alcohol:

  • Prevención de nuevos episodios de abuso
  • Modificación de las ideas distorsionadas en relación con el abuso sexual
  • Supresión o reducción de los impulsos sexuales inadecuados
  • Aumento de la excitación heterosexual adecuada y de las habilidades sociales requeridas
  • Entrenamiento en autocontrol y solución de problemas
  • Mejora de la autoestima
  • Estrategias de prevención de recaída



Cristina Cañamares Gordillo

Estudiante de Criminología UOC

Licenciada en Derecho

Diplomada en postgrado de Criminalística

Administradora “criminología de estar por casa”





BIBLIOGRAFÍA


-        BESTER, Beate (2001): Abusos sexuales en los niños. Barcelona, Editorial  Herder.



-       LOPEZ, Félix (1999): La inocencia rota.  Editorial Oceano grupo editoral. Colección punto de encuentro.


WEBGRAFÍA

Organización Mundial de la Salud: Maltrato infantil. Nota descriptiva nº150. Enero 2014. http://www.who.int/mediacentre/factsheets/fs150/es/
-            Neyla Castillo: Tipos de maltrato. http://www.psicopedagogia.com/tipos-maltrato











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