miércoles, 25 de noviembre de 2015

Psicopatia ¿Diferencias neurobiológicas?



Influenciado por los estudios sobre la evolución de Charles Darwin, Lombroso en su libro Hombre Criminal (1876) define al delincuente como subespecie o subtipo humano corrompido. Considera que el delincuente así lo es por causas hereditarias lo que origina al delincuente como delincuente nato, siendo consecuencia de un desarrollo evolutivo humano incompleto, que caracteriza al infractor por una serie de signos (Raine, 2013). Lombroso (1876) creyó que ciertas formas anatómicas caracterizaban a los delincuentes natos, por ejemplo, las asimetrías craneales, la altura anormal del cráneo, la forma de la mandíbula, la estructura cerebral... por lo que según la teoría Lombrosiana sobre el delincuente, hay individuos que delinquen y/o son violentos como causa de su propia naturaleza. Quién iba a decir, que Lombroso tenía razón en suponer que las anormalidades fisiológicas/biológicas como la estructura cerebral, predisponen la aparición de la conducta violenta. (Raine, 2013).

Ø  Cerebro; Conducta y emoción

Estudios de diagnóstico por imagen cerebral en individuos psicopatas, según la escala PCL-R (Hare, 2003),  han demostrado anomalías estructurales y funcionales en diferentes zonas del cerebro (Raine, 2013).

Adrian Raine junto con José Sanmartín en el libro “Violencia y Psicopatía” (2000), y Raine y otros en su obra The Anatomy of Violence (2013), explican la investigación en la que se constata que hay ciertas características neurobiológicas distintas en comparación al individuo que no padece psicopatía, con las que se observan diferencias funcionales y estructurales en el cerebro del individuo psicópata delincuente.

Exponemos las diferencias halladas en los psicópatas DELINCUENTES, puesto que las avaluaciones de la psicopatía que se han realizado hasta hoy y por las que se han basado los distintos profesionales para la investigación de la psicopatía, ha sido por medio del trabajo y evaluación dentro de centros penitenciarios (por lo que faltaría constatar dichos estudios con personas psicopáticas que no se encuentren o no hayan estado en centros penitenciarios).

Se expone que la violencia está relacionada con un defectuoso funcionamiento del lóbulo prefrontal (Raine & Sanmartín, 2000. Raine, 2013) encargado de las funciones pertinentes al movimiento, la resolución de problemas, la concentración y pensamiento, el comportamiento, la “personalidad” y el  humor. (Véase Figura 1; dorsolateral derecha, color rosáceo, y la orbitofrontal derecha azul).

(Figura 1)



En la investigación realizada por Raine y otros (1994), en una penitenciaría de Estados Unidos, se demuestra que hay diferencias en la actividad de la zona prefrontal. El estudio fue realizado sobre un total de 82 sujetos, 41 asesinos psicópatas que habían sido declarados inocentes por enajenación mental y, 41 sujetos no delincuentes (estudio comparativo).
A los sujetos en estudio se les hizo realizar ciertas actividades (visuales y léxicas), que activaran la región prefrontal. Raine (1994) comprobó que los asesinos psicópatas (psicópatas violentos), mostraban menor actividad en la corteza prefrontal, tras la realización (por ejemplo) de una actividad relacionada con decisiones léxicas a nivel neutro y palabras de índole emocional. En dicho  ejercicio, se mostró la menor actividad en la zona prefrontal encargada de planificación de comportamientos, de la personalidad, del proceso de toma de decisiones y de la adecuación del comportamiento social, en comparación de la
actividad del lóbulo prefrontal del sujeto no delincuente (Véase figura 4).

 
Además, se halló en un grupo de psicópatas frustrados, psicópatas que habían sido condenados por algún delito, (Hare, 2003), una disminución del 22,3 por ciento del volumen de la sustancia gris del área prefrontal (Glenn y Raine, 2006). Tenemos que recordar que la corteza prefrontal está involucrada con las funciones cognitivas, emocionales y conductuales, y cuando se ve afectada, aumenta el riesgo de comportamientos antisociales y violentos en el individuo (Raine, 2013). La menor actividad que vemos en las imágenes c) y d) (figura 4) referentes al sujeto psicópata tanto en la prueba “neutral” como en la “emotiva”, es debido a una “pérdida de inhibición o del control de las estructuras subcorticales, filogenéticamente más primitivas, como la amígdala que según estudios, es la base del sentimiento agresivo” (Neuropsicología de la agresión impulsiva Alcázar, Bouso, Verdejo & Bezos, 2010, p 296).

En diversos estudios en que se han utilizado la resonancia magnética nuclear funcional (RMNF) se ha hallado que había una disminución en la actividad de la amígdala durante el desarrollo de estímulos emocionales, el miedo y el reconocimiento afectivo (Raine & Glenn, 2006). “Esta parte del cerebro (amígdala) está críticamente involucrada en la generación de la emoción “(Raine, 2013, p 160). Raine (2013) describe que Yaling Yang (estudiante de Raine) encontró que el lado derecho e izquierdo de la amígdala están afectados en los individuos psicópatas, teniendo una mayor descompensación en el lado derecho, siendo (generalmente) una reducción del 18 por ciento en el volumen de toda la amígdala en los individuos psicópatas. Por lo que entendemos, que la base de la generación de la emoción y empatía está más limitada en el individuo psicópata, en comparación a un individuo normal, lo que afecta a la relación empática entre psicópata violento y víctima (Raine y Glenn, 2006).

En otras investigaciones (Raine, 2013) se halló alteraciones funcionales en la región subcortical, en el hipocampo (que se encuentra tras la amígdala y tiene gran relación con la memoria y habilidad de aprendizaje).

La disfunción hipocámpica puede dar lugar a una desregulación del afecto, falta de condicionamiento al miedo contextual e insensibilidad a los indicios que predicen apresamiento. Se considera que las asimetrías cerebrales atípicas en parte reflejan la alteración de los procesos del neurodesarrollo
Neurobiología de la psicopatía; Glenn y Raine, 2006, p 162

Raine (2000) descubre que el giro angular izquierdo tiene también menos actividad que los sujetos “normales”. La zona de menor actividad se encuentra entre la región parietal, la occipital y la temporal (véase figura 5), este menor  funcionamiento tiene un gran significado por lo que se refiere a la integración de la información provinente de las tres regiones. Se ha demostrado que hay correlación entre la falta o reducción de la glucosa en la zona del giro angular izquierdo y problemas en la capacidad verbal, deficiencias en la lectura y el cálculo (Gur y otros, 1994 citado por Raine & Sanmartín, 2000). Dichas dificultades pueden tener relación con el fracaso escolar y laboral que tal y como señalan autores como Cloward y Lloyd en su obra Delinquency and Opportunity (1960) pueden ser causa de la aparición de la carrera delictiva (Raine & Sanmartín, 2000). 

 
Se descubre que hay también una menor actividad en psicópatas violentos en la zona del cuerpo calloso del cerebro (véase figura 6, flecha roja), que es la unión de las fibras blancas nerviosas, siendo el nexo entre los hemisferios derecho e izquierdo. Según las especulaciones de Raine y Sanmartín (2000), la menor actividad en el cuerpo calloso, provoca que el hemisferio derecho, que ejecuta las emociones negativas (emociones desagradables que se experimentan cuando no se obtiene un objetivo, se produce una amenaza o se vive una pérdida), no se encuentre bajo el control del hemisferio izquierdo el cual genera los procesos pertinentes a la inhibición de estas emociones negativas. Esta disociación podría tener una conexión con la aparición de la violencia, hay investigaciones que ponen de manifiesto que los sujetos a los que se les ha seccionado quirúrgicamente el cuerpo calloso, tienen grandes dificultades para expresar emociones y no tienen capacidad para entender a largo plazo las implicaciones personales en cualquier evento o situación ( Raine & Sanmartín, 2000).

Pero, que haya una menor actividad del cuerpo calloso, no significa que el funcionamiento de éste sea limitado. Raine y otros (2013) descubren que el cuerpo calloso y la corona radiada tienen un mayor volumen, es más largo y delgado en los individuos psicópatas. Se halla que el hemisferio izquierdo, responsable en gran medida del procesamiento del lenguaje, es diferente en comparación al individuo normal respecto la “lateralización”, que es la preferencia del uso del hemisferio derecho o izquierdo para las ejecuciones propias de cada hemisferio. Pero en psicópatas encontramos una mezcla de ambos hemisferios (izquierdo y derecho). 

Hecho que podría explicar sus habilidades verbales, ya que como dice Hare (2003) hay evidencias experimentales que afirman que existe el procesamiento bilateral del lenguaje en los individuos psicópatas, hecho que tendría relación con la facilidad que tienen estos individuos en mentir, por la ineficiente jerarquía de autoridad en la que se encuentra cada hemisferio cerebral, puesto que al final el habla no está ni bien integrada ni controlada. 

Por lo que entendemos que los individuos psicópatas pueden tener una mayor capacidad verbal, entiende las palabras que dice y escucha, pero sin ser interiorizadas (entiende el significado de la palabra pero no la interiorización de estas), lo que ayuda a su capacidad de mentir.


Patricia Ortiz Brunet
Criminóloga
Contacto:


BIBLIOGRAFIA
 
Ø  Alcázar, M.; Verdejo, A.; Bouso, C.; Bezos, L. (2010): Neuropsicología de la agresión impulsiva. Revista de Neurologia, 50 (5). pp 291-299

Ø  Blair, J.; Mitchell, D.; Blair, K. (2005): The Psychopath: Emotion and brain. Editorial Blackwell Publishing. Reino Unido.

 Ø  Bonilla, J.; Fernández, S. (2006): Neurobiología de la Conducta Antisocial: Psicopatología Clínica, Legal y Forense, Vol. 6 pp 67-81. Universidad Complutense de Madrid.
 
Ø  Cuquerella, A.; Subirana, M.; y Mohíno, S. (2002): Evaluación Forense de la Psicopatía mendiante la Phsychopathy Checklist Screening versión peligrosidad del psicópata: Pronóstico. Perfiles Criminales en el Escenario del Crimen. Versión: Peligrosidad del Psicópata: Pronóstico. Publicaciones Ministerio de Justicia. Madrid.


Ø  Garrido, F( 2009): Fisionomía de la psicopatía. Concepto, origen, causas y tratamiento legal. UNED. Revista de derecho penal y criminología. 3ª Época nº1. pp 79-125.
 
Ø  Hare, R.D. (2000). La naturaleza del psicópata: algunas observaciones para entender la violencia depredadora humana. En A. Raine y J. Sanmartín (Ed.), Violencia y Psicopatía, pp. 15-58. Barcelona: Editorial Ariel.
 
Ø  Hare, R.D. (2003) Sin Conciencia: el inquietante mundo de los psicópatas que nos rodea. Editorial Paidós. Barcelona.
 
Ø  Ogloff,R. & Wong, S. (1990) Electrodermal and cardiovascular evidence of a coping response in psychopaths. Criminal Justice and Behavior nº17 pp 231-245
 
Ø  Raine, A. (2013): The Anatomy of Violence: the biological roots of crime. Editorial Pantheon Books. New York

Ø  Raine, A.; Sanmartín, J. (2000) Violencia y Psicopatía. Editorial Ariel S.A. Barcelona.

Ø   Raine, A.; Glenn, A. (2009): Neurobiología de la psicopatía. Psiq. Biol. 16 (4) pp 159-66

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