Herman Webster Mudgett
Para explicar la historia de nuestro
asesino de esta semana, tenemos que hacer un viaje en el tiempo y
transportarnos al S.XIX.
Herman Webster Mudgett nació el 16 de mayo de 1861 en
Gilmanton. Fue hijo de un padre alcohólico que abusó sexualmente de él y de una
madre muy puritana. Desde muy joven manifestó cierto interés hacía mujeres
adineradas. Interés poco corriente, que lo enmascaraba como un Don Juan del
crimen, aunque también se lo conoció como el Dr. Henry Howard Holmes o Dr.
Holmes. Fue considerado el primer asesino serial en la historia de los
Estados Unidos.
Mudgett era un hombre alto, guapo, con aire
distinguido, elegante y manipulador, características que le ayudaron a
conseguir sus innumerables conquistas y víctimas.
Su primera víctima fue Clara
Louering una joven rica, con quién se casó a los 18 años, y la utilizó para
poder pagarse sus estudios de medicina. Tuvieron un hijo al que abandonó al
igual que a su mujer después de arruinarla.
Más tarde conquistó a una viuda
quien satisfacción sus necesidades económicas gracias a unas rentas
respetables. Pero a esta segunda mujer también la abandonó y se dedicó a
ejercer la medicina en Nueva York, trasladándose más tarde a Chicago.
Fue en Chicago donde dejó atrás su
identidad como Mudgett para convertirse en Dr. Holmes. Allí inició su
caza conquistadora con una joven millonaria llamada Myrta Belknap, de quién
consiguió adquirir una suntuosa casa en Wilmette y de quién tuvo otra hija de
la que no se preocupó en absoluto.
Gracias a una serie de estafas, Holmes adquirió un
terreno donde emprendió la construcción de un hotel (“Holmes Castle”) con
aspecto de fortaleza medieval, cuya disposición interior concibió él mismo ya
que aunque recurrió a varias empresas, nunca les pagaba y nunca les dejaba terminar sus servicios, de
esa manera, él era el único que conocía en detalle un edificio cuyo extraño
arreglo habría podido suscitar la curiosidad.
Características del Hotel:
-
Las
habitaciones estaba provista de trampas y puertas correderas que daban a un
laberinto de pasillos secretos desde los cuales, por unas ventanillas
disimuladas en las paredes, el doctor podía observar a escondidas a sus
clientes.
-
Bajo el
entarimado, había oculta una instalación eléctrica le permitía seguir en un
panel indicador instalado en su despacho el menor desplazamiento de sus futuras
víctimas.
-
Con abrir
unos grifos de gas, podía asfixiar sin desplazarse a los ocupantes de algunas
habitaciones.
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Había un
montacargas y dos "toboganes" que le servían para hacer bajar los
cadáveres a una bodega, donde eran disueltos en una cubeta de ácido sulfúrico,
reducidos a polvo por incineración, o hundidos vivos en una cuba llena de cal.
-
En una
habitación, llamada "el calabozo", había instalado instrumentos de
tortura.
-
Una de las
máquinas instaladas era un autómata que permitía hacer cosquillas en la planta
de los pies de las víctimas hasta matarlas de risa.
El “Holmes Castle” se terminó 1892, justo a tiempo para
albergar a las miles de personas que asistirían a la Exposición Universal de
Chicago del 1 de mayo de 1893.
Durante los seis meses que el Dr. Holmes pudo actuar
en su fábrica de matar, el hotel no se desocupó. Escogía bien a sus
"clientas-víctimas", tenían que ser ricas, jóvenes, guapas y estar
solas para evitar las visitas de amigos o familiares, igualmente su domicilio
tenía que estar situado en un estado lo más alejado posible de Chicago.
Una vez finalizó la Exposición los ingresos de su “Hotel
del terror” disminuyeron y las rentas
del hotel acusaron una caída brutal, para solucionar esto, Holmes incendió el
último piso de su inmueble y reclamó para poder reclamar una prima a su
aseguradora. Lo que no pensó es que la compañía podría hacer una investigación
antes de pagárselos. Por eso, Holmes se refugió en Texas, donde realizó estafas
que lo llevaron por primera vez a la cárcel.
Una vez puesto en libertad bajo fianza, se inició en
una nueva operación criminal, donde a través de engaño para cobrar una prima
acabó matando al que debía ser su socio para cobrar el dinero, deshaciéndose
también de la mujer e hijos de éste.
Pero el que había sido su compañero de celda lo delató
y la policía realizó una investigación. Como resultado de ello, Holmes confesó
la estafa a la aseguradora y los asesinatos. Pero una vez detenido la policía
registró el Hotel de Chicago, donde descubrió que había sido utilizado como
lugar de tormento y sala de ejecuciones.
En el juicio, delante el tribunal, Holmes se burló de
los asistentes al afirmar que había matado a 27 personas, algunas de las cuales
estaban vivas. Por ello no se sabe con certeza el número de víctimas, aunque
los hechos sugieren que podrían haber sido unas doscientas personas.
Holmes fue condenado a muerte por el Tribunal de
Filadelfia y ahorcado el 7 de mayo de 1896, cuando
tenía treinta y cuatro años edad.
Cristina
Cañamares Gordillo
Estudiante
de Criminología UOC
Licenciada
en Derecho
Diplomada
en postgrado de Criminalística
Coadministradora
“criminología de estar por casa”
E-Mail: cristinacg1980@hotmail.com
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