Autor/a:
Marta López Ger, criminóloga y periodista especializada en el crimen. Directora
de varias páginas web de crimen y divulgación periodista sobre crimen y
actualidad.
INTRODUCCIÓN
Muchos
autores han tenido una perspectiva científica acerca de la interacción entre el
individuo y la climatología y cómo ésta ha afectado a la conducta humana con
una consecuencia criminológica.
El
clima, como se ha demostrado en miles de estudios de todos los países, influye
en nuestro estado de ánimo. Poniendo varios ejemplos para reforzar esta
hipótesis o teoría ya demostrada, decimos que la luz solar incide de forma
directa en múltiples actividades cerebrales de las que, a su vez, se derivan
cambios en el humor. La disminución horaria del invierno y la reducción de la
luz solar (los clásicos días grises) generan un estado de ánimo más melancólico
en los integrantes de la sociedad.
Consideramos
a Lambert Adolphe Jacques Quételet, uno de los científicos más notables que han
existido. Quételet nace en 1796 en Gante, Bruselas, donde se queda durante toda
su infancia hasta su etapa universitaria. Poco después, ingresa en la
Universidad de Gante, donde se decanta por las matemáticas, obteniendo su
primer doctorado en ciencias a través de la defensa de una tesis que versaba
sobre los estudios acerca de la geometría.
Con
gran soltura sobre la materia, y con especial énfasis en la física, comienza
dos años después a participar como miembro en la Academia Real de Ciencias de
Bruselas, y a trabajar en un periódico de su especialidad.
Podíamos
ir apreciando en pequeños matices la descomunal fuerza de su carrera académica
y profesional que terminaría por asombrarnos dejándonos como herencia sus leyes
térmicas, fascinantes y originales.
Quetelet
no paró en ese momento, sino que continuó fundando asociaciones,
especializándose aún más en astronomía y física, ciencias complementarias al
ejercicio de las matemáticas en ciertos aspectos.
Finalmente,
destacamos esta última parte como cúspide de Quetelet, ya que vincula una de
sus obras al ámbito criminológico, a la cual denominó “Ensayo sobre el
desarrollo de las facultades del hombre”. Esta última pizca personal del autor,
llevaba consigo un especial énfasis en la distribución normal del delito, las
estadísticas sobre la criminalidad y, por último, el crimen bajo una
perspectiva climática, las mágicas leyes térmicas de Quetelet.
QUETELET Y EL ESTUDIO DEL FENÓMENO CRIMINAL
Quetelet
sentía una enorme curiosidad desde una perspectiva estadística, en la que
visualizamos y comprendemos sus estudios en el ámbito matemático y físico,
acerca de la criminalidad y el ser humano. Se dedicó la mayor parte de su vida
a estudiar varios fenómenos para llegar a tres conclusiones principales, las
cuales han sido extraídas del magnífico libro de J. L. Manzanera:
- El delito es un fenómeno social, producido por hechos sociales que son detectables y determinables estadísticamente. “La sociedad lleva en sí, en cierto sentido, el germen de todos los delitos que vendrán cometidos, junto a los elementos que facilitarán su desarrollo”.
- Los delitos se cometen año con año, con absoluta precisión y regularidad (Si en el punto previo va a adelantar las críticas que se le iban a hacer a Lombroso, en este segundo punto, vemos como Quetelet se adelanta a lo que iban a ser las leyes de saturación de Ferri). Los totales se repiten, anualmente, no sólo en un número de delitos, sino en el tipo de los mismos. La importancia de este punto es que el balance del delito se puede calcular con anticipación. Aquí es donde ya podemos ver hacia dónde se dirige Quetelet con estas premisas. Vemos de lejos que sólo falta un pequeño aliciente para que introduzca su efecto climático en el comportamiento criminal del ser humano.
- Hay una serie de factores que intervienen en la comisión de determinados delitos, como son: el pauperismo, la situación geográfica, el analfabetismo, el clima… etc. Pero no sólo puede aceptarse una única causa, ya que se demuestra que varias ideas comúnmente aceptadas no son aceptables; por ejemplo, se encontró que algunos barrios franceses de gran pobreza no eran los más criminógenos. Por lo que desarrolló con esta base su magia de la temperatura. Este fue el elemento más importante a destacar dentro de las aportaciones del autor más influyentes y ricas en originalidad al ser tan especiales y tan poco estudiadas.
LAS LEYES TÉRMICAS
Quetelet
fue pionero en establecer la relación entre las estaciones del año, el clima y
la criminalidad en sus leyes térmicas, según las cuales se cometen más delitos
patrimoniales en las zonas frías debido a la necesidad de abrigo, alimento… y
un mayor número de delitos contra las personas en verano.
Un
estudio, por casualidad, le dio la razón. En EEUU, durante la ola de calor del
verano de 1988, el índice de homicidios aumentó un 75%. Y aun valorando no sólo
el aumento de calor puede resultar criminógeno, es innegable que el aumento de
temperatura genera irritabilidad entre los seres humanos, lo cual facilita
enormemente la posibilidad de una mayor existencia de delitos entre los propios
individuos de la sociedad.
El
esfuerzo del autor no fue en vano, ya que tanta especialización e interés
genérico en tantas ciencias, le propuso desarrollar un punto de vista diferente
al de los demás. Decidió entonces, en una de sus obras, estudiar la
criminalidad en relación y constante cambio según el clima existente. Y llegó a
varias premisas establecidas como conclusiones, mediante profundos estudios
poblacionales:
- En invierno se comete un mayor número de
delitos contra el patrimonio que en verano. Esto lo atribuye
debido a unas condiciones mucho más extremas en las épocas más frías. Unas
condiciones tan duras que hacen que la persona en sí no sea capaz de mantenerse
al margen del delito, si lo queremos relacionar. La supervivencia versus la
honradez ciudadana. Está claro que fenómeno es más importante.Si
nos centramos en una explicación de la teoría más precisa y estudiada, podemos
decir que, en épocas como diciembre, enero o febrero, por ejemplo, invade a la
sociedad una dificultad de encontrar ciertos factores básicos (en este caso
Quetelet atribuía como dificultad la ausencia de leña para calentarse, algo que
ya en este siglo mucha gente no necesita).Los
delitos se centran curiosamente en una de las fechas más señaladas para la
sociedad, la navidad, para ser más exactos, el mes de diciembre. Actualmente,
la sociedad vive con unos complejos importantes y necesidades superficiales,
como la de gastar sin necesidad en regalos materiales poco importantes, incluso
hasta, simplemente, simbólicos. La misma población crea la crítica más
importante, la de hacer regalos. Esto ejerce una influencia muy llamativa en la
criminalidad y la delincuencia, llevando hacia un incremento de delitos contra
la propiedad.A
todo esto, añadimos con meticulosidad varios fenómenos más como son la
existencia de días más cortos, una mayor oscuridad en las ciudades, la ausencia
de los propietarios de las casas al ser fiesta… etc. Al añadir
todos estos elementos, nos damos cuenta de que la simple fórmula matemática que
enseñan hasta a los niños más pequeños de los colegios, como es el hecho de
aprender a sumar, nos da un resultado muy clarificador. En invierno los delitos
contra el patrimonio, a la fuerza, aumentan.
- Los delitos contra las personas se realizan principalmente en verano. En este caso intervienen otros elementos, en concreto, el calor y sus efectos o consecuencias principales. Las personas están y se sienten más excitadas. Podemos utilizar la comparativa de otras opciones repetidas en la conclusión anterior, como son la duración de los días. En verano los días son más largos, por lo que hay más interacción social y más tiempo para estar fuera. Sin embargo, en invierno, al ser los días más cortos, existe una mayor necesidad de calor, de sitios acogedores o, simplemente, de encerrarse en casa (lo que no resulta un axioma irreconciliable con la etapa invernal y los delitos patrimoniales, ya que se emplean las vacaciones al dejar los hogares sin protección como justificación para la realización de los mismos).Como se citaba previamente, al sentir la necesidad de salir de casa en verano, se producen más relaciones sociales, más contacto humano; al igual que más riñas y peleas, contacto e ira entre las personas, lo que nos conduce a más delitos contra las personas.
- Los delitos sexuales se consuman con mayor frecuencia durante la primavera. En este caso, nos basamos en una teoría más cavernícola y puramente biológica para verificar y justificar la hipótesis establecida. La etapa de celo en los animales y, prácticamente, todos los seres vivos, tiene lugar en primavera. Y, para el ser humano, esto no es ninguna excepción. Podríamos apoyarnos también en la moda, las vestimentas empleadas. Ante la frustración del hecho de cargarse de ropa en el invierno, al mínimo atisbo de ráfaga veraniega, por lo implícito, la primavera, altera el comportamiento humano. Nos deshacemos de toda la ropa sobrante, basándonos esta vez en reacciones e impulsos físicos. Atracción sexual ante la sobriedad vestimental. Lo que no tiene nada que ver con justificaciones del delito, simplemente justifica la teoría sobre la que queremos dar una explicación racional.
Debemos
recordar, aparte de todo lo citado previamente y para una completa comprensión
de las leyes térmicas de Quetelet, que las estaciones en Europa son mucho más
marcadas y diferenciadas entre sí que en otros países tropicales, por lo que a
medida que nos alejamos del Ecuador, las curvas de criminalidad son notablemente
más pronunciadas en sus diferencias estacionales. Para sus estudios de las
diferencias humanas en general y, en particular, las criminales, Quetelet parte
de la regla de que “todo lo que vive, crece o decrece, oscila entre un mínimo y
un máximo. Para poder calcular esto, se busca un término medio, un “hombre
normal”, especie de centro de gravedad alrededor del cual oscilan las
divergencias individuales”[1].
Intervienen
también en este tipo de delitos factores psicológicos y sociales. Quetelet
parte de la regla de que todo lo que vive, crece o decrece, oscila entre un
mínimo y un máximo.
Quetelet
demuestra y descubre estadísticamente, cómo la criminalidad femenina es muy
inferior a la masculina, en proporción de 5 a 1. (En México es de 15 a 1 en
sentenciados). Igualmente comprobó que el mayor número de delitos los comete el
hombre entre los 14 y los 25 años, mientras que en la mujer la estadística es
entre los 16 años y los 27 años.
Podemos
concluir sus leyes térmicas de una manera tan teórica diciendo, simplemente y
con firmeza, que Quetelet ha sido un gran aportador en el campo de la
criminología desde una perspectiva más bien estadística, en la cual muchos de
los estudiosos de la ciencia la consideran como la única válida. Aunque esto no
es compartido por la mayoría de la comunidad criminológica, sabemos que, a
pesar de estas falacias, Adolphe Quetelet ha sido una gran influencia, chocando
con un fenómeno totalmente nuevo y, si se permite el atrevimiento por el cual
se ha dado nombre al artículo, incluso mágico.
SU
TEORÍA EN LA ACTUALIDAD
OTROS AUTORES PRO LEYES TÉRMICAS
Múltiples
estudiosos de cualquiera de las especialidades existentes han compartido los
pensamientos cercanos a la mentalidad y teoría de Quetelet.
Emil Kraepelín,
psiquiatra alemán, utilizó el término “depresión estacional” para explicar
estos cambios anímicos relacionados con los periodos de luz solar (decaimiento,
somnolencia, jaquecas, aumento de peso, mal humor, ansiedad, tristeza,
cansancio físico, aislamiento social…), que aparecen en otoño y se acentúan en
invierno, remitiendo en primavera y en verano. Como podemos comprobar con este
ejemplo, Quetelet no se alejaba mucho en sus teorías, y dio en el clavo en
muchos aspectos, pero la climatología FUE UNO DE ESOS ACIERTOS.
Actualmente,
la “depresión estacional” de Kraepelín es comúnmente conocida en el ámbito
clínico como Trastorno Afectivo Estacional, definida como un tipo de depresión
que aparece en ciertas épocas del año, especialmente durante el invierno. Como
cualquier forma de depresión, como apuntaba también Quetelet, ocurre con más
frecuencia en mujeres que en hombres.
Este
otro autor, señalaba que las personas que viven en lugares con largas noches de
invierno, tienen mayor posibilidad de sufrir el trastorno afectivo estacional
(TAE).
Otro
autor, postcursor de los estudios del autor de las leyes térmicas, Daniel Cardinali, experto en ritmos
biológicos, afirmó que el ser humano es poseedor de un calendario biológico que
va variando con las estaciones del año según los estímulos hormonales.
Finalmente,
debemos destacar con gran énfasis la influencia de las variaciones
meteorológicas en la comisión de los delitos del francés André-Michel
Guerry (1802-1866). Este abogado de Tours llegó a las mismas conclusiones
que el estadístico flamenco (en verano priman los delitos contra las personas
mientras que en invierno sobresalen los del patrimonio) pero al analizar
las tasas de criminalidad de Francia, concluyó que al Norte de su país (donde
se concentraba la riqueza), los delitos patrimoniales duplicaban a los
personales; mientras que, al Sur (más empobrecido) ocurría exactamente lo
contrario; lo que, según este autor demostraba que las tasas de criminalidad se
incrementaban al mismo tiempo que se elevaba el nivel de vida. En 1829, realizó
un extenso ensayo sobre la relación entre el clima, los ingresos hospitalarios
y las tasas de suicidio.
André
Michel Guerry realizo los primeros mapas de criminalidad en Europa, utilizando
colores para distinguir calidad y cantidad del delito. Por este medio queda
claro que la criminalidad contra la propiedad cae al norte, en tanto que los
atentados contra las personas son más frecuentes al sur. Esta observación se va
a confirmar tanto en el mapa general de Europa como en cada país en particular.
La
teoría geográfica coincide con la térmica, pues hay relación entre lugar y
clima, pues hacia el norte hace frío, en tanto que hacía el sur hace calor.
Desde luego está afirmación es válida sólo para el hemisferio norte, ya que en
el hemisferio sur la situación se invierte.
Los
puntos importantes de Guerry se describen en:
a) No
es posible regular la sociedad con leyes basadas en teorías metafísicas y en la
búsqueda de un tipo ideal que responda a una idea de justicia absoluta.
b) Las
leyes no son hechas para los hombres consideradas en abstracto, para la
humanidad en general, sino para hombres reales, colocados en condiciones
particulares y bien determinadas.
c) Los
delitos contra las personas provienen de concupiscencia o desorden de la vida
privada y no de la miseria.
d) Los
delitos se repiten año con año, con sorprendente regularidad.
e) No
hay coincidencia absoluta y directa entre ignorancia y delito, debe
distinguirse instrucción de educación.
f) La
estadística moral no busca descubrir lo que debería ser, sino lo que es.
g) Las
estadísticas se refieren a una dada categoría de individuos tomados como masa,
y no a los sujetos componentes de la categoría, considerados singularmente, por
lo tanto, es imposible predecir cuál será el comportamiento futuro de un
individuo en particular, en determinadas circunstancias.
h) La
constancia en las cifras de criminalidad y de sus motivos no excluye la
libertad de los individuos que componen la masa.
CONCLUSIÓN Y REFLEXIONES CRÍTICAS
La
magia de las leyes térmicas de Quetelet no reside en que sea una teoría
intachable, perfeccionista y superior, una teoría tan íntegra y solidificada
que no tenga un Talón de Aquiles que le permita caer para abajo. Todas las
teorías tienen su talón para desmontarlas. Pero esta magia no trata de eso.
Lo
que hace especial el estudio y las leyes de Quetelet es que su autor fue
pionero. Es verdaderamente simple el hecho de coger la idea de alguien,
desarrollarla mil veces mejor, y presentarla como tuya o simplemente con una
enorme mejoría. Él supo ver algo distinto en sus especializaciones. Se sirvió
de varias ramas de la ciencia para poder desarrollar lo que hoy en día, en la
actualidad, podemos decir que nos ha quedado de él. Su huella. Permanecer en
este mundo, aunque únicamente sea una memoria por tus ideas, es bastante mágico
a ojos de muchas personas.
Por
lo tanto, a pesar de muchas críticas hacia Quetelet, sus leyes son, han sido y
serán mágicas a los ojos de todos nosotros, los estudiosos de la criminología.
Marta López Ger
Estudiante de Criminología en la UCJC
Estudiante de Periodismo en la URJC
Blogger de páginas web de
Criminología y Moda
Redactora en la Página Web “Criminología de estar por casa”
Contacta mediante e-mail:
martuchiger@gmail.com
[1] Párrafo
extraído del libro de Manzanera, “Criminología”, en el cual cita todas las
particularidades, curiosidades y elementos componentes de la gran ciencia como
es la criminología.
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